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Martes 06 de febrero de 2018
Ícaro y Dédalo
Señor Director:
Los daños causados a la emblemática escultura de Ícaro y Dédalo, de la artista Rebeca Matte, en el contexto de la carrera de autos Fórmula E que se realizó en Santiago, es un símbolo de la importancia que nuestras autoridades les asignan al arte y al patrimonio en el desarrollo de la ciudad y del país.
Sorprende que nadie haya tomado medidas efectivas para anticipar este desastre.
La escultura es una de las maravillas de nuestra ciudad, una obra conmovedora por su temática, simbología y magistral ejecución. Ícaro es el símbolo de la "desmesura", la "hybris", que desoye las advertencias del padre. Esa misma "desmesura" está destruyendo nuestros barrios, edificios patrimoniales, nuestra historia y memoria cultural e histórica.
Y lo más peligroso es que en Chile, esa "desmesura" se junta con la desidia, la negligencia, el descuido. Lo que acaba de ocurrir es solo un botón de muestra vergonzoso. ¿Quién asumirá los costos de la reparación? ¿Alguien asumirá la responsabilidad, o como ya es habitual entre todos se lavarán las manos?
Propongo que todos los ciudadanos que amamos esta ciudad depositemos una flor junto a esta escultura, en recuerdo de esta gran artista que fue Rebeca Matte y como muestra de dolor por el daño causado al alma de Santiago.
Cristián Warnken
Los daños causados a la emblemática escultura de Ícaro y Dédalo, de la artista Rebeca Matte, en el contexto de la carrera de autos Fórmula E que se realizó en Santiago, es un símbolo de la importancia que nuestras autoridades les asignan al arte y al patrimonio en el desarrollo de la ciudad y del país.
Sorprende que nadie haya tomado medidas efectivas para anticipar este desastre.
La escultura es una de las maravillas de nuestra ciudad, una obra conmovedora por su temática, simbología y magistral ejecución. Ícaro es el símbolo de la "desmesura", la "hybris", que desoye las advertencias del padre. Esa misma "desmesura" está destruyendo nuestros barrios, edificios patrimoniales, nuestra historia y memoria cultural e histórica.
Y lo más peligroso es que en Chile, esa "desmesura" se junta con la desidia, la negligencia, el descuido. Lo que acaba de ocurrir es solo un botón de muestra vergonzoso. ¿Quién asumirá los costos de la reparación? ¿Alguien asumirá la responsabilidad, o como ya es habitual entre todos se lavarán las manos?
Propongo que todos los ciudadanos que amamos esta ciudad depositemos una flor junto a esta escultura, en recuerdo de esta gran artista que fue Rebeca Matte y como muestra de dolor por el daño causado al alma de Santiago.
Cristián Warnken