Bolivianos, venezolanos y peruanos fueron los extranjeros que predominaron el año pasado en la matrícula migrante de los establecimientos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji). Con un total de 1.627 pequeños inscritos, los foráneos subieron un 80% en apenas un año.
En la Junji aseguran que el impacto en la demanda de cupos ha sido especialmente fuerte en algunas comunas de la Región Metropolitana, como Independencia y Recoleta, donde detectaron casos de niños que iban con sus padres al trabajo o quedaban en lugares de cuidado informal.
"Ahí ha sido un poco complejo. Hacia allá hemos enfocado también la construcción de jardines infantiles, en conjunto con una mirada macro con los municipios", explica Danitza Jaramillo, asesora intercultural del Departamento Técnico de Junji.
¿Leche o porotos?
Aunque están lejos de ser los más numerosos -el año pasado fueron 154 inscritos en todo el país-, los pequeños haitianos también han traído consigo desafíos para las educadoras de párvulo y asesores interculturales que apoyan a los jardines. En especial, por la barrera idiomática que ha complicado la comunicación con los apoderados.
"Se tuvieron que inventar estrategias. Algunos tuvieron que encargar diccionarios de créole a Argentina, buscamos en Google", explica Jaramillo.
Añade que la alimentación fue otro frente de diferencias. Detalla que mientras que la leche con galletas es el desayuno clásico de los párvulos chilenos, en países caribeños como Haití los niños pueden comenzar el día con un plato más contundente, como los porotos.
En los jardines, dice Jaramillo, abordaron el tema con las familias haitianas: "Ellos preferían que los niños comieran 'a lo chileno' en el jardín y que ellos podrían darles comida haitiana o de su país el fin de semana".
La U. San Sebastián realizó un estudio en los jardines con mayor matrícula migrante en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Se detectó que, efectivamente, la alimentación de los niños planteaba un desafío.
María Liliana Delgadillo, directora de la carrera de Educación Parvularia de la U. San Sebastián y directora del Magíster en Inclusión e Interculturalidad, afirma que es un debate que buscarán abrir con la Junaeb. "Uno no piensa en un menú a la carta, pero sí que tenga la cobertura y los requerimientos principales de esos grupos", plantea.
Según la académica, el personal de los jardines y salas cunas también debe abrirse a conocer distintos hábitos de crianza. Mientras en Chile se acostumbra dejar a las guaguas en cunas, "los grupos haitianos lo que más piden es que sus niños estén en el suelo, higienizado y todo, pero que pasen el menor tiempo adentro de una cuna. Para ellos, desarrollar la motricidad gruesa es tremendamente relevante para que los niños sean independientes a muy temprana edad".
El director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes, Pablo Valenzuela, estima urgente tomar definiciones como país frente a cómo la educación recibe a los migrantes. "El acceso no soluciona un buen ejercicio del derecho (...) No tenemos ninguna definición o línea programática de lo que es una escuela o jardín intercultural", reprocha.
Aseguró que el nuevo gobierno "tiene también ahí una oportunidad, de pensar una educación para un Chile que en los próximos años va a tener a un millón de personas migrantes".
EN LA CAPITAL
Con 393 niños foráneos, la Región Metropolitana concentró el mayor número de párvulos extranjeros.
''Se tuvieron que inventar estrategias. Algunos tuvieron que encargar diccionarios de créole a Argentina".
DANITZA JARAMILLO
Asesora intercultural Departamento Técnico de la Junji
''No tenemos ninguna definición o línea programática de lo que es una escuela o jardín intercultural".
PABLO VALENZUELA
Director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes
Venezolanos dicen valorar la flexibilidad con que los reciben
En solo un año, los niños venezolanos inscritos en recintos de la Junji pasaron de 17 a 281, con un aumento de 16 veces. Jorge León, creador del blog "Venezolano en Chile", dedicado a informar a sus compatriotas, explica que "la gente está saliendo apenas puede" de Venezuela, lo que a veces complicaría adaptarse al calendario escolar.
"No todos están saliendo con fechas holgadas para que puedas decir que vas a llegar en noviembre o diciembre para que el niño entre en marzo", detalla.
León asegura que los padres han sentido las puertas abiertas y valoran la flexibilidad con que los han recibido, incluso cuando sus papeles están aún en trámite: "En ningún momento aquí en Chile se le quita al niño la posibilidad de estudiar".