Joe Wright filmó las playas de Dunkerque en "Expiación, deseo y pecado" (2007) y ahora, con "Las horas más oscuras", su nueva película, la línea costera de la derrota inglesa suena cómo telón de fondo al interior de un búnker donde Winston Churchill, nerviosamente, fuma puro tras puro. Este Churchill de Gary Oldman, escondido debajo de un sorprendente maquillaje que lo deja irreconocible, es un antihéroe que juega en las galeras del heroísmo finalmente, porque a pesar de su pereza, de su manía por hacer de su tina de baño su oficina de trabajo, este Churchill de Gary Oldman es un humano tan falible como seguro de que hay que ir a la guerra contra Hitler. Y cuando todos a su alrededor quieren firmar la paz con el líder nazi, él tiene la certeza -dentro de toda su inseguridad- de que el camino correcto es defenderse. Sin arengas efectistas, sin patriotismos baratos, "Las horas más oscuras" es un recorrido por la historia inglesa, pero sobre todo un viaje interior a la cabeza del líder menos probable, pero el ideal para los peores tiempos de guerra. Muy buena.

"The darkest hour". Drama. Inglaterra, 2017. 125 minutos. T.E.