El cambio climático, el desarrollo de las ciudades como islas de calor y la poca rigurosidad en la construcción de nuevos edificios, nos ha cambiado la percepción del verano y, aunque gozamos de un clima privilegiado, el inviernismo militante cunde entre los compatriotas. ¿Cómo sobrevivir? El retail ofrece equipos de aire acondicionado a bajo costo de compra, pero que amenazan con un derroche energético más cuantioso que el invernal. Además, cada grado de temperatura que estos artefactos bajan en el interior de un recinto, lo expulsan incómodamente al exterior. Si, de todas formas, gusta del aire en conserva, procure disponer correctamente los ductos de ventilación y desagüe de su equipo, de tal forma de no arruinarle la vida al prójimo.
Pero, ya sea para hacer un uso controlado y eficiente de su equipo o para optar por un sistema más sostenible, es bueno recordar algunos principios de control pasivo de temperatura. En nuestro clima mediterráneo, las noches nos proveen de una excelente corriente refrigerante, y es el momento de abrir ventanas. La ventilación cruzada, ojalá en la parte alta de los recintos (mejor aún si es en segundo piso) produce un efecto de succión del aire caliente, lo que se apoya si abrimos puertas y ventanas en la parte baja. Para sobrevivir al día, muchas veces es mejor cerrar las ventanas en las horas más cálidas. Es importante recordar que si abrimos las que dan al norte o poniente, ingresará todo el calor que irradian las fachadas y pavimentos asoleados. Mejor abstenerse y cerrar también cortinas para evitar el ingreso de radiación solar, que también sube la temperatura. En el caso de vivir en departamento, siempre podremos inyectar algo de aire fresco abriendo la puerta que da a los pasillos o escaleras.
Al comprar o remodelar una propiedad, es una inversión útil para todo el año el pensar en la aislación de techos y ventanas, y en la inercia térmica de los muros, la que siempre es mejor en materiales gruesos y pesados. Del mismo modo, la vegetación -árboles, césped, enredaderas- no solo aporta sombra, sino que retiene humedad y ayuda a refrescar el ambiente. Regarla de noche es una actividad reconfortante. Lo mismo, la ancestral limonada con hielo disfrutada en el balcón. Se puede.