Lo que voy a relatar es una locura que está a punto de ocurrir en el corazón de Santiago: el próximo 3 de febrero de 2018 se pretende realizar en el entorno del Parque Forestal una carrera de autos eléctricos denominada "Fórmula E", replicando lo que se ha hecho, no sin controversia, en otras ciudades del mundo. Se trata de un evento masivo, de gran visibilidad, que seguramente mueve millones de dólares en publicidad y que espera reunir nada menos que 100.000 espectadores en graderías y calles.
Para llevar a cabo este espectáculo, se requiere transformar nuestra ciudad en una verdadera pista de carreras, y es así como los organizadores han recibido permiso de nuestras propias autoridades comunales, metropolitanas y nacionales para recortar bandejones, aceras y jardineras; desplazar semáforos, postes eléctricos, faroles y árboles (sí, árboles); instalar una ciudadela de carpas sobre el propio parque Forestal y demoler el adoquinado de la calle Purísima, entre Merced y José María Caro, porque obviamente los adoquines son un estorbo para un auto de carrera. ¿Es que finalmente hemos perdido el juicio? ¿Tan poco vale nuestra ciudad, nuestro viejo parque, nuestros bellos y escasos adoquines, asentados y gastados por el tiempo, que estamos dispuestos a sacrificarlos por unas pocas horas de autogratificación?
Tan grave como estas intervenciones propuestas es el hecho de que nuestras propias autoridades desconozcan sus solemnes compromisos con la ciudadanía para proteger entornos valiosos y delicados, como es el Parque Forestal, en efecto, declarado Zona Típica. No olvidemos el escándalo mediático y las vestiduras rasgadas hace muy pocos años después de que una turba destrozara el parque y arruinara el vecindario tras un recital de música popular.
Me horroriza este maltrato oficial a la ciudad, que envía un pésimo y contradictorio mensaje a quienes se han acostumbrado a vandalizar. O damos el ejemplo sobre lo que es valioso, o nos declaramos derrotados. No estoy solo; numerosas organizaciones ciudadanas reclaman en este caso lo obvio: que para intervenir de esta manera y por estas razones un barrio (mal que mal, la carrera es un negocio), el paso previo insoslayable será convenir con los propios vecinos los alcances de esta intervención. Así ha sido en otras ciudades donde se ha realizado esta carrera. Que se haga el espectáculo, por supuesto, porque puede ser algo positivo; pero que se haga por donde no cause ningún perjuicio. ¿Que para esto se destruyan áreas de parques y pavimentos históricos? ¡Jamás! ¡Por ningún motivo!