Señor Director:

El miércoles 29 de noviembre, el decano Davor Harasic anunció, ante el Consejo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, el cierre del Programa de Relaciones Internacionales.

El Programa fue creado formalmente el 4 de julio de 2011, por resolución 314 del decanato anterior, con la aprobación del Consejo de la Facultad y el control de su legalidad por la Casa Central de la Universidad de Chile.

El decano invocó razones de "error jurídico" -que no especificó- en la creación del Programa, tras seis años funcionando, dos de los cuales durante su ejercicio. Además, reconoció no haber conversado el tema con su director -que soy yo- y advirtió que no necesitaba la aprobación del Consejo de la Facultad para disponer el cierre anunciado. Dicho jurídicamente, estimó que podía deshacer un acto administrativo complejo de manera unilateral.

La información causó la extrañeza de varios consejeros, incluso del representante de los estudiantes. Todos aludieron al prestigio de dicho Programa y, en especial, al éxito interno e internacional de su revista Realidad y Perspectivas (RyP).

Más extraño que la decisión misma, es que el propio decano hizo, en septiembre pasado, un elocuente elogio del Programa y de RyP, prologando un libro de reciente aparición con los mejores textos de la revista, editado por RIL. Harasic prologó la obra calificando a RyP como "un gran medio de extensión" y como "uno de los principales referentes para juristas e investigadores de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales". Terminó su elogio manifestando su "sentido agradecimiento" al director y a su equipo.

Todo esto es llamativo en una Facultad de Derecho, donde se enseña a los estudiantes la diferencia entre el poder discrecional y el poder arbitrario de cualquier autoridad.

José Rodríguez Elizondo