El Mercurio.com - Blogs : El sentido de la vida
Cartas
Martes 28 de noviembre de 2017
El sentido de la vida
Señor Director:
Gastón Soublette interpreta mal parte de mi columna sobre las terapias, aquella en que aludí a la manera como se suele presentar el sentido del dolor por parte de la mayoría de las personas que comparten una fe religiosa. Esa manera, como lo demuestra la prédica en casi todas las misas de difuntos, es que el dolor y el sufrimiento son maneras de agradar a Dios, de crecer espiritualmente y -por así decirlo- de acumular puntos para la vida eterna. Esto no lo he inventado yo ni menos creo que se trate de algo bueno. Solo me limité a mencionarlo como un recurso bastante tosco y abusivo para consolar a los deudos y demás asistentes a una ceremonia fúnebre, de la que a ninguna persona sensata se le puede pedir que salga de ella cantando loas al Señor por haber llamado a su lado a una persona que queríamos al lado nuestro.
Percibo también en la carta de mi contradictor un cierto ánimo de "ponerme en mi lugar" (expresión que él utiliza). ¿Es para eso que escribimos columnas y cartas en los diarios? ¿Para poner a otros en su lugar, es decir, más abajo del que nos corresponde a nosotros? Percibo también -y esto me parece peor- una evidente intolerancia con los que no creemos que haya nada que podamos presentar como un "plan maestro de la organización de la vida en el planeta" (otra vez sus propias palabras). Me llama mucho la atención la enorme dificultad que tiene la mayoría de los creyentes para admitir y respetar que existan individuos que no crean en la existencia de ese plan ni tampoco en la de aquel que lo habría trazado.
La vida de todo ser humano que no presuma de nada más que de eso -por ejemplo, sintiéndose hijo de un Dios que lo creó a su imagen y semejanza- es un breve haz de luz entre dos interminables oscuridades: la que precedió a su nacimiento y la que seguirá después de su muerte. Pero entretanto, o sea, mientras permanezcamos vivos, bien podemos tomarnos un vaso de vino, y donde "vino" alude a algo más que a ese delicioso licor que fabricamos de las uvas. Alude al amor, la amistad, el arte, la ciencia, la filosofía, el goce de la naturaleza, el ejercicio altruista y no egoísta de una profesión, y tantas otras cosas con las que podemos dar sentido (mejor, sentidos) a una existencia cuyo sentido -supuesto que lo tenga- no podemos conocer.
El sentido de la vida no es algo a descubrir y menos algo cuyo descubrimiento esté reservado únicamente para mentes brillantes o iluminadas por la fe. El sentido de la vida (los sentidos) es algo que cada cual tiene que construir, inventarse, porque la vida, que es un bien, es el bien de los bienes, puesto que sin ella no podemos conseguir ningún otro bien.
Agustín Squella