Una roca negra flota en el espacio. Aún no lo sabemos, pero este pedazo de piedra contiene toda la lujuria del universo. Esta podría ser la manera de ridiculizar una película que es mexicana y que -cosa más rara- califica en el género de la ciencia ficción.
Pero se trata solo del plano inicial, enigmático e inexplicado, de La región salvaje. Hay bastante más.En Guanajuato vive la joven Alejandra (Ruth Ramos), con dos hijos, casada con Ángel (Jesús Meza), un obrero de la construcción machista, bruto, que participa con entusiasmo en las jugarretas sexistas y homofóbicas de sus compañeros. Ángel oculta una grave contradicción:
cuando puede, en secreto, tiene relaciones con el hermano gay de Alejandra, Fabián (Edén Villavicencio), que además es enfermero. Gracias a este trabajo, Fabián conoce a Verónica (Simone Bucio), que llega herida por lo que parece ser la mordida de un perro.
Verónica descubre en Fabián un alma gemela: ambos viven amoríos adictivos, con sujetos de los que quisieran liberarse, pero que les proporcionan placeres (sexuales) infinitos. Ambos son seres sensibles, delicados, que buscan vidas mejores: en una película como esta, son carne de víctimas. La adicción de Fabián está a la vista: es Ángel, el violento y prohibido marido de su hermana. La de Verónica está fuera de la ciudad, en lo profundo del bosque, en una cabaña a la que se llega siguiendo un estero. Y es innombrable: la trajo ese meteorito del espacio exterior.
Hay, en efecto, ciertas cosas risibles y otras incoherentes en este relato. Algunas vienen precisamente de la fuerza desmesurada que el autor quiere conferir a su idea acerca de la vecindad entre el placer y la destrucción, el delgado borde entre el deseo y la muerte, una noción que ha recargado con Freud, Sade, Kubrick, Zulawski y algún muy lejano eco de Buñuel. La región salvaje es una cinta vigorosa, aunque el músculo es solo potencialmente una virtud artística.
Amat Escalante se ha convertido en uno de los cineastas más relevantes del cine "extremo" mexicano. Es un declarado discípulo de Carlos Reygadas, ese director metafísico, feísta, enigmático y también pesado que ha marcado al alto cine mexicano desde comienzos de los 2000.
La voluntad transgresora de Escalante va, sin embargo, más lejos, como lo muestra este esfuerzo de injertar ciencia ficción dentro del realismo cotidiano. Ese realismo expresa también una ética social más urgente, a la que le importan los defectos y las carencias de su propia sociedad, aquí y ahora: el machismo, la violencia, la brutalidad, la educación.
La región salvaje es una película ríspida, dispareja, muy imperfecta si se quiere, pero mucho más interesante de lo que cualquier apariencia sugiere.
La región
salvaje
Dirección: Amat Escalante
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Con: Ruth Ramos,
Simone Bucio,
Jesús Meza, Edén
Villavicencio, Andrea
Peláez, Oscar
Escalante, Bernarda
Trueba.
98 minutos.