La elección de ayer a nivel presidencial echó a tierra todos los pronósticos exitistas de la derecha. Cabe recordar que hace pocos días en los pasillos de la derecha se discutía sobre los futuros ministros.
La derecha con sus dos candidatos, Piñera y Kast, ha obtenido en primera vuelta el 45% de los votos, cifra que está en el promedio desde 1988, cuando Pinochet y la derecha obtuvieron el 44% de los votos. Al año siguiente, en 1989, los dos candidatos de derecha, Büchi y Errázuriz, obtuvieron el mismo resultado que Pinochet. En la elección de 1993, la derecha con sus dos candidatos, Alessandri y José Piñera, obtuvieron el 32% de los votos; en la siguiente elección, en 1999, en primera y segunda vuelta su candidato Lavín obtuvo el 48%; en la elección de 2005, en primera vuelta los dos candidatos del sector, Piñera y Lavín, obtuvieron un 48%; en la siguiente elección, de 2009, el candidato Piñera obtuvo el 44% en primera vuelta y el 51% en segunda. En la última elección, de 2013, la candidata E. Matthei obtuvo un 25% en primera vuelta y un 38% en segunda vuelta. Y ayer, como lo dije al inicio de esta columna, ha vuelto la votación de Pinochet el 88.
Es decir, en los últimos 27 años la derecha ha sido minoría, con la excepción de 2009, donde más que ganar la derecha, perdieron las fuerzas progresistas de esa elección, perdimos por culpa nuestra.
Hay que aprender para el repechaje del próximo domingo 17 de diciembre.
La tarea para los próximos 30 días es la unidad del centro y las izquierdas construyendo una plataforma programática básica común, llegar a un acuerdo de gobierno y/o de gobernabilidad.
El acuerdo esencial debiera ser consolidar, mejorar y proyectar las reformas de Bachelet, profundizando todas las políticas públicas que se orienten a un Estado social de derechos y a una sociedad más justa.
La mayoría de los chilenos que se expresó ayer dejó a la derecha en minoría y espera que los liderazgos progresistas encabezados por Alejandro Guillier no los defraude.
La plataforma programática de unidad debiera contener a los menos los siguientes aspectos:
Nueva Constitución, a través de alguno de los procedimientos que el proyecto de Bachelet contemple y que será enviado al Parlamento en los próximos días.
En materia educacional, aumentar la cobertura del preescolar en 70 mil nuevos cupos. En educación básica y media, consolidar la Ley de Inclusión, es decir, fin al lucro, a la selección y al copago. En educación superior, alcanzar la gratuidad a lo menos para el 70% de las familias más vulnerables, y fortalecer los centros de formación técnica y las universidades estatales.
En salud, continuar con nueva infraestructura hospitalaria y de consultorios, fortaleciendo además la salud primaria y la formación de nuevos especialistas.
En materia laboral, restablecer la titularidad sindical y abrir el debate sobre la negociación por rama.
En materia previsional, ni un peso más para las AFP, fortaleciendo el pilar solidario y reajustando las actuales pensiones en un 20%.
En materia de libertades individuales, respaldar el proyecto de matrimonio igualitario con adopción, así como la ley de identidad de género.
En todos estos temas, y muchos más, las fuerzas progresistas, que somos la mayoría, debemos llegar a acuerdos.
De esta manera, con la fuerza y convicción de siempre ganaremos el repechaje y seguiremos construyendo un Chile más libre, próspero y más justo.
Francisco Vidal