Nam Chul Woo (Ryoo Seung Bum) es un pescador de 37 años, tiene esposa e hija y vive en Corea del Norte, en una casita de madera al borde de la frontera y cerca de una caseta del Ejército, donde todos los días saluda a los guardias armados, presenta sus documentos y así obtiene la autorización para echarse al mar.
Zarpa en un bote de madera; en un borde flamea la bandera roja de su país y ese día sufre un percance porque la red se enreda en el motor y la corriente marítima hace el resto: cruza lentamente la frontera y desembarca en Corea del Sur.
Cuando lo atrapan y llevan al interrogatorio, porque sospechan que puede ser un espía, Nam Chul Woo cierra los ojos fuertemente y hasta arruga el rostro por el esfuerzo, porque no quiere ver ni saber nada de Seúl y sus edificios, calles y gentes.
Ese pobre pescador norcoreano es capaz de pararse en medio de la ciudad y no mirar los edificios ni las calles ni la multitud, tampoco los electrodomésticos, los avisos en las tiendas y las marcas comerciales, para así no contaminarse con el brillo del consumo ni con la visión y los cantos del capitalismo.
Esta es una historia atípica en Kim Ki Duk, el prestigioso y premiado director de "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera" (2003), "Hierro 3" (2004) o "Piedad" (2012), porque es menos cruda y virulenta, y tampoco existen esas relaciones amorosas cruzadas por la extrañeza, las obsesiones y los misterios.
En el centro está la vieja disputa entre dos países: una nación partida de cuajo y en dos, con fronteras alambradas y fortificadas que no solo separan a los países, sino que también a dos concepciones de la sociedad, la vida y el pensamiento.
Incluso más: ahí se divide el mundo y es el único límite que realmente importa.
Y entre ambas mitades, por cierto, se cultiva lo que crece fácil y solo, y que fortifica las demarcaciones: ignorancia, miedo y un odio que se arrastra desde antiguo.
El protagonista, Nam Chul Woo, es un hombre atrapado por esa historia compartida entre las dos Coreas, que aquí se transforma en una red policial claustrofóbica, poderosa, impune, neurótica y cruel.
La película transcurre, durante gran parte de su tiempo, en espacios cerrados para los interrogatorios, repeticiones y amenazas, donde la sospecha permanente es que Nam Chul Woo puede ser un espía, pero tanto de un bando como del otro.
Lo que descubre "La red" es que en un punto todo se entrelaza y confunde, porque prevalecen los rasgos atávicos de la condición humana, y esos terribles sentimientos capaces de mover montañas: venganza, corrupción, miedo y desconfianza.
La película es una fábula cívica, humanista, políticamente correcta y más bien extraña en el cine de Kim Ki Duk.
Es el pequeño cuento de un pescador que tuvo mala suerte con su red y su bote.
Y es la gran historia que devora a los pequeños cuentos.
"Geumul". Corea del Sur, 2016. Director: Kim Ki Duk. Con: Ryoo Seung Bum, Lee Won Geun, Kim Young Min. 112 minutos. Mayores de 14 años.