Señor Director:
El interesantísimo artículo
"Los testimonios de los otros veteranos de guerra" ("El Mercurio" del 3 de septiembre) nos brindó una síntesis de valiosos testimonios de la historia gloriosa de comunes soldados chilenos que han tenido la suerte de ser recogidos por la posteridad.
Creemos que aún pueden existir historiales, antecedentes o documentos de interés histórico que, por diversas razones, hayan quedado en los memoriales o archivos familiares y que sería muy valioso rescatarlos para ser difundidos entre las nuevas generaciones, que aprendan a aquilatar el inmenso valor heroico que heredó nuestra raza desde su concepción, de su incomparable calidad militar y humana.
Quisiera recordar un ejemplo de ello: Hace dos años el historiador don Carlos Martínez Hernández publicó en Iquique un hermoso libro profusamente ilustrado con documentos prácticamente desconocidos, "Dos héroes, dos banderas", que trata de dos héroes de la Guerra del Pacífico: Juan Amador Barrientos Adriazola y Rafael Torreblanca Doralea.
De Barrientos, que siendo teniente de marina de la Armada, hizo toda la campaña marítima y fue quien primero desembarcó en Playa Blanca (Pisagua) y acompañado de un puñado de valientes atacameños plantó en los roqueríos de dicha playa la primera bandera chilena en aquel territorio entonces peruano (2 de noviembre de 1879), y de Torreblanca, que rendiría su vida por la patria y su bandera en la Batalla de Tacna.
Aún deben existir algunas figuras de relieve en nuestro historial heroico, y es nuestro deber rescatarlas del olvido y admirar de ellas su desinterés, su patriotismo y su estoicismo heroico que las llevó, a muchas de ellas, a sacrificar hasta su vida por su patria y su bandera.
Juan Amador Barrientos Maturana