En Chile, más de 431 mil estudiantes asisten a establecimientos de la Educación Media Técnico-Profesional (EMTP). Corresponden al 48% de la matrícula escolar y se trata de adolescentes, jóvenes y adultos que integran las familias más pobres del país, tal como lo prueba el alto índice de vulnerabilidad de estos liceos, que alcanza el 73%. La EMTP puede ser una oportunidad para obtener una calificación para ingresar al mundo del trabajo.

Sin embargo, gran parte de estos establecimientos enfrentan carencias y desafíos, como la falta de infraestructura y recursos básicos para enseñar adecuadamente las distintas especialidades; la débil formación general, que dificulta el ingreso y permanencia de los estudiantes en la educación superior; o la falta de instrumentos que validen los aprendizajes obtenidos en las carreras técnicas de nivel medio.

Sería injusto desconocer los esfuerzos de múltiples instituciones por diagnosticar y corregir las debilidades de la EMTP. Una iniciativa destacada fue "Mejora la Técnica", mesa de trabajo en la que participamos junto con otras 17 instituciones, y cuya labor finalizó con 15 propuestas para su fortalecimiento. Estas ideas fueron consideradas en la discusión de la Política Nacional de Formación Técnico-Profesional del Ministerio de Educación.

En los últimos años, hemos abordado la necesidad de implementar innovaciones pedagógicas en la educación pública, aspecto fundamental para lograr una formación integral acorde a los desafíos del mundo actual. También impulsamos proyectos de fomento lector adaptados al contexto técnico profesional, con el fin de promover la comprensión de lectura como un elemento crítico para el desempeño activo de los estudiantes en su formación. Y además acompañamos a liceos en el desarrollo y ejecución de sus proyectos a través del Fondo para Iniciativas Escolares (FIE), que ha atendido a más de 70 establecimientos del país.

En ese sentido, la EMTP debe ser pertinente con la formación de habilidades para el siglo XXI y la construcción del proyecto de vida de los estudiantes. Este modo de aprendizaje pone énfasis en competencias que ofrecen mayores grados de libertad en la trayectoria de estudios: los alumnos pueden trabajar después de su egreso de la enseñanza media o retomar su formación en períodos de corto plazo. Estos ciclos formativos los acercan al mundo laboral y les permiten tomar decisiones según sus preferencias o necesidades.

Por lo anterior, invitamos al sector público y al privado a comprometerse con el desarrollo de los casi mil establecimientos técnicos del país. Necesitamos generar redes de apoyo y lograr una correcta pertinencia curricular y pedagógica para que los estudiantes desarrollen las habilidades necesarias para desenvolverse en un mundo en constante cambio.

La Educación Media Técnico-Profesional es trascendental para una parte relevante de la comunidad escolar. En aquellas familias se funda una profunda esperanza de movilidad social, oportunidad determinada por los aprendizajes que se producen en las salas de clases y talleres donde se forman los futuros técnicos del país. Es hora de profundizar como sociedad nuestro compromiso con esas familias para hacer realidad ese sueño.

Montserrat Baranda
Directora ejecutiva de Fundación Luksic