Señor Director:

La reciente visita de un ex Presidente de Islandia y colaboradores nos pone al frente evidencia innegable:

El consumo de alcohol y drogas en niños y adolescentes puede cambiar a través de un mensaje. Este mensaje tiene dos elementos clave: uno que son las indicaciones que dicen qué hacer, y otro que tiene que sonar fuerte y claro y debe ser cantado por todos.

1. El mensaje sobre qué hacer: a) Pasa tiempo en familia al menos una hora al día. b) No consumas hasta los 18 años. c) Participa de alguna actividad deportiva o recreativa organizada.

En paralelo a estas indicaciones, el mensaje propone realizar una campaña comunicacional potente como la que han sugerido el alcohol y las drogas a sus consumidores tan efectivamente: "Si consumes serás feliz, pertenecerás a grupos, tendrás placer, sexo, familia". El mensaje transmite a los jóvenes que consumir es lo máximo, que consumir es mi derecho, que se asocia al éxito, a ser grande, a la rebeldía, al poder, a la diversión, a ser especial, vivo, inteligente, a hacerla bien. Desde ahí todos hemos caído alguna vez en contestar este mensaje diciendo "hablemos de droga" o "la droga es mala". La "cucoterapia" no sirve. Quizás estamos remando para el otro lado al hablar tanto sobre marihuana o su legalización, reforzando sin querer las asociaciones de la droga con autonomía, derechos, rebeldía, poder y diversión.

2. El mensaje que debe sonar fuerte y claro: Debemos cambiar el switch y transmitir desde los ídolos, líderes de los adolescentes: la vida sin consumo es feliz, pertenecerás a grupos, tendrás placer, estarás conectado, serás exitoso, disfrutarás a tu familia, es tu derecho estar sano. No consumir se debe asociar a ser grande, a la rebeldía, al poder, a la diversión, a ser especial, vivo, inteligente, "la haces bien", etcétera. Vamos todos sin consumir.

Andrés Borzutzky H.
Director ejecutivo Instituto Médico Schilkrut