¿De qué trata este documental? En primer lugar, de una historia llena de forados, que parte en mayo de 1978, cuando un dibujante técnico de la Compañía de Teléfonos de Chile, Jorge Lübbert, empieza a ser violentamente integrado en la CNI como agente operativo. Para entonces tiene 21 años y las aptitudes físicas de un recluta. Faltan las aptitudes psicológicas -viene de una familia de izquierda-, que es lo que sus entrenadores forzosos se proponen proveerle por la vía del exceso gótico. En eso pasa cinco meses.
En septiembre del mismo año, Jorge Lübbert acude a la ayuda de su padre y huye de Chile hacia Alemania Oriental. Pero el espionaje de la misma Alemania comunista, la Stasi, ya lo tiene identificado como agente de la CNI y, a pesar de que su hermano, el cineasta Orlando Lübbert, está exiliado allí, le hace entender que no es bienvenido. En 1979, Jorge Lübbert escribe su testimonio en Lovaina y más tarde forma familia en Bélgica.
De allí procede su hijo Andrés Lübbert, que ya completa cuatro documentales sobre su padre, una tarea con ciertos ribetes de obsesión.
El color del camaleón es una recomposición fragmentaria de esos cinco meses que habrían cambiado para siempre la vida de Jorge Lübbert y lo habrían convertido en un hombre introvertido, atormentado, un prófugo de su pasado, aunque en ese pasado -por lo que se ve- no hizo otra cosa más que sufrir. Andrés Lübbert se propone entenderlo como hijo: su película tiene, por sobre todo, una vocación filial.
Y el cineasta-autor-investigador-protagonista-hijo tiene, además, un particular interés en mostrar las costuras del cine, la cámara, los micrófonos, los
settings, los dispositivos con que se construye el relato, como una forma de reforzar el carácter filmológico de la investigación personal (¿o es al revés?).
Ningún documental puede abarcarlo todo. Pero parece posible que las opciones tomadas por Andrés Lübbert sean las menos discutibles y, al mismo tiempo, las menos interesantes. Cómo no entender la necesidad de construir al padre; pero qué personal y repetido es ese proceso. Cómo no simpatizar con la condición de víctima; pero qué personal es hallar consuelo en ello.
A lo largo del documental, Andrés Lübbert siempre tiene la intuición de que hay algo que no encaja. Esta idea -quizá la mejor de todas- no llega hasta sus últimas consecuencias, y la película se pierde (o tal vez posterga; siempre puede haber más documentales) la oportunidad de entrar en algunas de las preguntas más novedosas e inquietantes, como el vínculo de las empresas estatales con la DINA y la CNI, la penetración de la Stasi en Chile o -quizá lo más importante- la enorme extensión del colaboracionismo en los aparatos secretos del régimen militar. Si todos estos cadáveres salieran de todos los armarios familiares, quizá aparecería un Chile desconocido, que obligaría a callar muchos bullicios. No son ocurrencias, sino jirones que este documental deja colgando.
El color del camaleón
Dirección: Andrés Lübbert.
Con: Jorge Lübbert, Orlando Lübbert, Javier Rebolledo.
88 minutos.