La actividad científica es sin duda crucial para los países que buscan dar el salto al desarrollo. En Chile, no hay sectores que les resten importancia a las investigaciones, en particular a las que resultan más cercanas al bienestar de la población tanto por su temática como por su aplicabilidad. Pese a lo anterior, la tarea del investigador científico suele ser solitaria, sin respaldos económicos que le permitan contar con los equipamientos más adecuados y sin poder cultivar redes de contactos que le hagan posible escoger adecuadamente la temática a investigar. Por este motivo, el otorgamiento de un reconocimiento social tiene honda repercusión en la actividad científica. Por quinto año, el Banco Santander, en conjunto con "El Mercurio", ha convocado a científicos universitarios, esta vez del campo de la salud pública, a concursar dando a conocer sus trabajos. Se reconoce así, mediante un premio, a dos investigadores, uno ya formado que presenta lo que ha hecho, y el otro, un investigador joven que busca desarrollar nuevas investigaciones.

En versiones anteriores se han entregado distinciones a equipos de trabajo en campos de gran significación para Chile, como han sido los referidos a las investigaciones sobre el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o la obesidad. Esta vez, se busca premiar a quienes desarrollen sus actividades científicas en torno a la salud pública, desde una perspectiva de población. Sin duda es un área de importancia, pues la salud pública es uno de los componentes definitorios del nivel de vida de una sociedad, y todos los estudios de opinión pública que se han hecho revelan que los chilenos sienten gran interés y preocupación por la atención de salud que reciben. La forma de organizar los servicios y la prioridad que se le da a esta clase de problemas constituyen uno de los campos de la salud pública. Asimismo, la relación que existe entre la actividad económica y la salud de la población forman parte de esta área del saber, pues está ya establecido que la enfermedad, los accidentes con sus secuelas y las muertes prematuras dificultan que algunos sectores puedan romper el círculo de la pobreza. Pero la economía guarda también una relación causal inversa, pues es uno de los factores que explican la aparición de ciertos males.

Durante muchos años, la desnutrición fue una de las carencias que más incidían en la aparición de las enfermedades infecto-contagiosas, que además se volvían especialmente graves cuando atacaban a una persona mal nutrida. La medicina tradicional, interesada como ha estado durante siglos en el cuidado del enfermo individual, no podía responder a esta clase de desafíos. Pero las investigaciones en salud pública fueron las que identificaron en la alimentación uno de los elementos que se podían modificar para prevenir la aparición de estos males. La prevención y luego el fomento de la buena salud y de los hábitos saludables han sido parte importante de las investigaciones en salud pública.

En Chile ha habido una larga tradición de interés por realizar esta clase de estudios y se ha avanzado en lograr resultados positivos sorprendentes. En el año 1950 alrededor del 40 por ciento de las muertes ocurrían antes de los 15 años de edad y cerca de un 15 por ciento correspondía a las muertes de menores de un año. Hoy, en cambio, la expectativa de vida es comparable con la de los países más ricos del mundo. Por ello, puede esperarse que postulen al Premio a la Investigación Científica Universitaria investigadores del más alto nivel, que verán reconocidos sus esfuerzos, adquiriendo mayor notoriedad dentro de nuestra sociedad, lo que hará más fácil para ellos recoger recursos adicionales para sus investigaciones.