Después de casi destruir el planeta en las cuatro películas previas, Michael Bay lleva sus Transformers a un lugar improbable: la mesa redonda de los caballeros del Rey Arturo. Porque esta quinta entrega nos cuenta cómo estos robots alienígenas que se transforman en vehículos para pasar inadvertidos son una especie de guardianes de la humanidad y han estado protegiéndonos desde los días del mago Merlín. En la época actual conocemos a Anthony Hopkins, el último de los caballeros de una orden que siempre ha ayudado a los Transformers y que debe salvar al planeta una vez más. La amenaza global de turno solo puede ser derrotada con un complejo despliegue de personajes y artefactos históricos, que poco importan cuando estamos ante un festín pornográfico de destrucción, carreras y griterío, con chistes parásitos que acompañan absolutamente todo momento y que insultan la inteligencia de cualquiera que ose preguntarse qué diablos está pasando en la pantalla.
Porque más que historia o personajes, estamos ante dos horas y media de viñetas sin mucho sentido que se van apilando con incesantes explicaciones sin generar nada más que la ocasional admiración por la eficacia técnica, y mucho desconcierto ante lo que está pasando frente a nuestros ojos. Todo se ve y se escucha muy bien, sin duda, pero Michael Bay está llevando demasiado lejos esto del cine chatarra.
"Transformers: The Last Knight". EE.UU., 2017. 149 min. T.E.