El título en español de esta película debería ser "Novela policial", que es lo que significa
romance en portugués, pero no ha sido traducido. Su director es un chileno, Jorge Durán, aunque los créditos de producción son abrumadoramente brasileños. Durán labró su prestigio como guionista de algunas de las más importantes películas de Brasil y en casi 40 años de actividad ha dirigido cinco largometrajes, dos de los cuales, los magníficos
El color de su destino y Prohibido prohibir, han sido exhibidos en Chile.
Romance policial fue filmada el 2013 -en un cuartel se ve la foto oficial del Presidente Piñera- y, como las anteriores, se rinde al afecto por los jóvenes.
Una novela es lo que quiere escribir Antonio Bezerra (Daniel de Oliveira), un escritor carioca veinteañero que se enfrenta en Río a una feroz sequía creativa, razón por la cual decide viajar a San Pedro de Atacama en busca de nuevas emociones. De esta manera describe esa decisión en la introducción: "Pensó que valía la pena haber dejado todo. Nada para recordar. Nada para olvidar. Eso no era vida".
¿No era vida? ¿No será mucho? El hombre es intenso. Y el altiplano y el desierto lo fascinan, pero como es de los que andan en busca de cosas más fuertes, la verdadera inspiración se la proporcionan un conductor que lo recoge en la carretera, la administradora de un bar y el detective del pueblo, todos los cuales podrían estar relacionados por un hilo que Antonio trata de imaginar con tan poco éxito como el espectador. El relato no es tanto la trayectoria para desentrañar un misterio como el esfuerzo por saber cuál es ese misterio: hay un muerto, sí, pero no hay razones para que lo esté.
Este es un caso de desarrollo policial que depende de un muy frágil vínculo entre el todo y las partes. Primero se construye la explicación total, final, y luego se distribuyen, hacia atrás, las pistas que deben ir avanzando hacia ella. Si esas pistas están demasiado desconectadas del final, por estrambóticas, incoherentes o discordantes, el conjunto necesita un fórceps para ser abrochado.
Esto es lo que ocurre desde el punto de vista narrativo. Luego vienen los problemas visuales, que solo añaden más dificultades: ¿cómo vincular visualmente cosas que incluso verbalmente están desconectadas? Algo de todo esto ha afectado esta vez la mano usualmente segura de Durán. La intriga funciona a tropezones, hay no ya fisuras, sino boquerones, en su coherencia, y la explicación final es una disparatada arbitrariedad. Pero Durán, que ha debido estar consciente de estos sobresaltos, filma muy bien y con ello le puede dar a
Romance policial una cierta textura de sueño (o pesadilla) que funciona como el vago eco de un paisaje que es un sueño o una pesadilla.
De esto no se puede dudar: Durán ama el desierto. Y encuentra en él ciertas metáforas oscuras que esta película insinúa, pero no llega a capturar con la fuerza que tienen sus obras anteriores.
Romance policial
Dirección:
Jorge Durán
Con: Daniel de Oliveira, Daniela Ramírez, Alvaro Rudolphy, Roxana Campos, Nelson Polanco, Víctor Montero.
95 minutos