En muchos momentos de "Los niños", la cámara es un objeto invisible que no perturba ni agrede a los protagonistas; en este caso, un grupo de chilenos y chilenas con síndrome de Down.Asisten a un colegio diferencial porque cuentan con apoyo económico, y aprenden el trabajo en equipo, tareas domésticas y talleres para transformarse en lo que llaman un adulto consciente.
Saben de cocina y dulces, y la película se solaza con los adornos de crema, el batido de chocolate o los merengues.Las personas sin el síndrome -familiares o profesores- son apenas encuadradas, y cuando eso ocurre se les desenfoca, como a esa abuela desmemoriada y deslenguada, que le enrostra a su nieto lo que realmente piensa de él: es un estúpido.
Maite Alberdi no evita la crueldad diaria que los resiste, y cuando golpean puertas y ofrecen sus manjares, nadie les abre y las voces que responden por citófonos y nunca aparecen rechazan los dulces, pero sobre todo a ellos, por distintos, por miedo o por la razón que sea."Los niños" es un documental con guion sólido y progresión dramática que no se consume con el registro de chilenos con síndrome de Down, porque lo que finalmente quiere es que los propios protagonistas cuenten sus historias de emprendimiento frustrado, pasión reprimida o amor imposible.
Para lograr estos propósitos, es indudable, los protagonistas necesitan guía, repeticiones, montaje y complicidad, porque deben interpretarse a sí mismos. En la película también hay secuencias preparadas que reafirman sus historias: la voz en off de un garzón -si es que es un garzón- que les pregunta si se les permite beber alcohol. O la voz de un comerciante -si es que es un comerciante- que explica el valor de un regalo a uno de los protagonistas, porque su dinero no alcanza.
La directora consigue de los protagonistas y sus familiares una confianza plena y absoluta que le permite filmar lo inusual y secreto, aquello de lo que no se habla y más bien se oculta. Y también captura esa percepción de mundo tan abismal, en cálculo, medida, sueños y posibilidades."Los niños" es una película realizada desde este lado del espejo. Hay algo de la estética de "La once" (2014) que acá se replica: pulcritud, rutina, linealidad, orden, limpieza. La película reivindica derechos, clama por una nueva legislación y todo se hace racional, lógico y coherente.
Al otro lado del espejo están ellos, lo mejor de la película. Ricardo Urzúa anhela independencia, ser como los demás, y para eso necesita dinero: 500 mil al mes. Cuida ancianos, se esfuerza, y claro que algo logra, pero le faltan 485 mil, nada menos. Es la joven Rita Guzmán, tan golosa, simpática y ansiosa de cariño, algo que incluye los besos con su pareja, incluso con lengua. A él le molestan, a ella le encantan.Son Andrés Martínez y Ana María Rodríguez, una pareja que se quiere y les gustaría casarse, fundar un hogar y tener descendencia, también como los demás.
Chile, 2016. Directora y guión: Maite Alberdi. 82 minutos. Con: Ana María Rodríguez, Ricardo Urzúa, Andrés Martínez, Rita Guzmán. Todo espectador.