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Cartas
Sábado 03 de junio de 2017
El Ford presidencial
Señor Director:
A propósito del desperfecto sufrido por el famoso Ford Galaxie presidencial, creo interesante aportar algo de la historia de ese auto ya clásico.
Fue fabricado especialmente para la reina Isabel II en la planta Ford de Canadá, con motivo del viaje y gira por todo ese país miembro de la Commonwealth que ella hizo el año 1966. Esto es, la reina estrenó el auto nuevo en su país de origen. Luego se lo llevaron por vía aérea al Caribe, y en él recorrió en visita oficial prácticamente todas las islas británicas, comenzando en Barbados y muchas otras hasta terminar en Jamaica, desde donde fue devuelto a Canadá.
Al año siguiente, en julio de 1967, nuevamente usó el Ford Galaxie en una gira terrestre por Canadá. En 1968 el auto fue embarcado a Brasil, donde la reina Isabel lo usó en su visita de Estado recorriendo varias ciudades de ese país. Con posterioridad, el coche fue traído en avión a Santiago para su visita oficial en noviembre de 1968, cuando tuve la suerte de conocerlo y examinarlo personalmente como miembro del comité estudiantil de recepción oficial, cuando la soberana visitó mi colegio, The Grange School. Allí pude observar (y me comentó su chofer) que el auto fue hecho con asientos especiales y un espacio mayor entre las butacas y el asiento trasero, lo que permite que sus pasajeros vayan parados y agarrados de la barra que para ese efecto tienen los asientos delanteros. El asiento trasero es más blando de lo normal, al igual que la suspensión del vehículo, para comodidad de sus ocupantes. Otros detalles especiales que recuerdo eran los emblemas con la corona real, tanto en el manubrio como en las tapas de rueda.
En los días posteriores a la visita al Grange, la reina siguió recorriendo Santiago en el Ford y luego viajó en él a Valparaíso. En la ciudad de Viña del Mar concluyó la gira programada en esta parte del mundo, por lo que antes de regresar a Londres, al final de su estadía, Isabel II lo obsequió al gobierno chileno -encabezado por el Presidente Eduardo Frei Montalva- como muestra de amistad. El histórico automóvil (que ya superó el medio siglo de vida) ha fallado dejando a pie por primera vez a un Presidente. Probablemente la mantención no ha sido la más adecuada para un vehículo antiguo que vive guardado y que se usa en contadas ocasiones al año. Tal vez ya sea hora de que el histórico y noble Ford Galaxie pueda dormirse en sus laureles y sea reemplazado por un auto presidencial moderno, seguro y ecológico, más acorde con los tiempos que vivimos.
Rodrigo Velasco Santelices