¿Malo el campeonato? Malito. ¿Buen campeón la U? Justo campeón. ¿Malo el formato del torneo? Malo. ¿Entretenido? Muy entretenido. ¿Dramático? Dramático.
Da para todo el Clausura.
¿Lo perdió Colo Colo? Lo perdió. ¿Afortunada la U? No, porque se mantuvo al acecho a pesar de sus muchos problemas. Y ese es su mérito competitivo. ¿Y si Colo Colo no afloja? Estaríamos hablando de otra cosa... pero aflojó.
Se ha escuchado decir que todo el aporte anímico de Ángel Guillermo Hoyos no fue importante y que lo que vale son solo factores futbolísticos. Cualquiera creería, según eso, que el fútbol no contiene elementos humanos, que sería protagonizado por robots con habilidades técnicas. (Nos dicen que habrá algo así en un futuro no muy lejano, pero hoy no es así.)
Claro que fue importante lo del técnico argentino en su profunda espiritualidad. No se trata de un tema religioso (aunque él lo radica allí), sino en las reservas morales de las personas. En las creencias, las convicciones, el entusiasmo. Y Hoyos insistió en sensaciones, emociones, sentimientos, imágenes hasta el cansancio. Pero nadie se cansó. Ni él ni los jugadores. ¿Acaso los deportistas exitosos no empiezan a dibujar el triunfo en su mente?
Un caso muy particular se da en las redes sociales, especialmente en Twitter, que obliga a la precisión por la brevedad del espacio que brinda a sus usuarios (a veces, claro, la brevedad no alcanza). Y allí, aunque se den opiniones que parecen contradictorias, son casi todas acordes.
Recibo un trino, por ejemplo, que dice que "el jugador más importante en el título de la U fue Paulo Garcés". Por cierto, no se puede discutir. "Antes, con 30 puntos te alcanzaba para ser entre cuarto y sexto. Hoy con eso eres campeón". Los números no engañan. Otro punto de vista: "La U partió de cero y nunca dejó de crecer". En contra: "Demasiado irregulares todos. Después en las copas internacionales se ven los resultados". No se puede negar. "El torneo fue muy entretenido y por eso la gente va a los estadios". Indiscutible también. Otra: "Cobresal fue campeón en 2015 con 34 puntos y dijeron que no era posible... y ahora la U". Para debatirlo.
Al final, todos tienen razón. Y es porque el campeonato se prestó para todo. La irregularidad, que es algo tan antiguo como nuestro fútbol, presentó ahora una versión aumentada, y de ahí surge un desconcierto notorio entre los aficionados que se expresa en la variedad de opiniones.
La paridad de fuerzas, tema ya tocado en esta columna, podría explicar la irregularidad, pero no nos asegura que sean fuerzas poderosas. Hasta aquí, los torneos internacionales señalan lo contrario. Entonces, es un mal torneo. Con un justo campeón. ¿Buen campeón? Eso lo dirá el futuro, cuando el equipo ya esté construido y la pizarra de Hoyos muestre todos sus dibujos. Por ahora, es el ánimo.