Ubicado en La Reina, comuna algo escasa en opciones gastronómicas más complejas, este local ofrece una singular combinación de tapas españolas, algo peruano y una carta de principales centrada en lo italiano. Por un lado, es riesgoso lo de abarcar tanto, pero también se vislumbra un ánimo de agradar con preparaciones gustosas para un público inquieto. El bemol es que se cumplió, por lo menos en esta ocasión, lo del que poco aprieta.
Primero lo primero: para ser un día domingo, con local lleno, la atención es de aquellas inolvidables. Personal rápido, muy informado y bien dispuesto, al punto que uno de los mozos acogió una queja de otra mesa y, sin esperar ni un minuto, trajo una satisfactoria respuesta desde la cocina. Y con la cara llena de risa. Muy respetuoso él.
Otro detalle fue que el contertulio en esta experiencia traía consigo una bebida cola de fuera del local. Nuevamente la excepción: sin ni preguntar, el mozo trajo un vaso con hielo. ¿Habrá sido un reptiliano? ¿Por qué ha terminado siendo tan extraña la gentileza?
En fin. Con el ánimo de llegar al postre, dos fondos. Primero, una pizza con abundante rúcula. En general, bien, pero a la masa le faltó su cuota de horno. O sea, muy buena la masa, pero la maniobra fue apresurada. Y lo otro: el queso es un ingrediente que cuando abunda daña, y fue ese el caso.
Al unísono, unas pastas rellenas con ricotta. Bien, al dente, aunque algo escasas eso sí. Y no solo rellenas de la ricotta anunciada, lo que confunde. Pero lo más preocupante fue el "pesto" solicitado. Porque crema con albahaca, con cero fruto seco -algo de piñón o de nuez si no había- y ni con un hálito de ajo que fuera, no es pesto. Eso era la versión para enfermo de la guata de esta preparación italiana.
O sea, falta urgente un ajuste. Algo que no ocurrió con el final de fiesta, con un tiramisú más que correcto, bien cargado al café como debe ser.
Entonces, vaya el tirón de orejas a la cocina, ya que la base ya es buena.
Príncipe de Gales 6519-A, tel. 2 29201291.