"La Bella y la Bestia" (1991) fue un éxito de envergadura para la empresa Walt Disney, porque tuvo público, recaudación, seis nominaciones al Oscar y finalmente premios por la música y canción original.
Lo relevante fue la nominación a Mejor Película, algo que nunca había sucedido con un largometraje animado, y así el género daba otro paso y podía competir de igual a igual con el resto del cine.
En el pasado y en el presente existen numerosas versiones con la fantasía del príncipe encantado, deformado y convertido en la Bestia, que malvive en un castillo derruido en su pompa, elegancia y boato, y solo espera un imposible: el amor de una mujer que rescatará al hombre y disolverá al animal.
Una historia poderosa, donde Jean Marais, en la versión de Jean Cocteau de 1946, y también George C. Scott, John Savage o Vincent Cassel han interpretado a la Bestia, cuyo cuento se ha expandido, reinventado y adaptado.
Lo de "La Bella y la Bestia" fue un salto a la animación y el género se reafirmó con "Up" (2009) y "Toy Story 3" (2010), que también tuvieron el honor de esa nominación a Mejor Película.
"La Bella y la Bestia" después fue un musical en Broadway y un suceso de campanillas que se repletó de premios Tony y hasta ahora se ha exhibido en más de 30 países.
En esta línea y después de un cuarto de siglo y un poco más, llega una versión que replica la película de animación y el musical, pero con actores de carne y hueso, y con un director como Bill Condon, movedizo, cambiante y difícil de clasificar: "Dioses y monstruos" (1998), "Kinsey: el científico del sexo" (2005), "Soñadoras" (2007) "Crepúsculo: Amanecer" (2011) y "Amanecer 2" (2012), "El quinto poder" (2013) o "Mr. Holmes" (2015).
La película de Condon se apoya en Bella (Emma Watson) y en la Bestia (Dan Stevens), con cuerpo y rostro de trucaje digital, pero también en el bruto de Gastón (Luke Evans) y su ayudante y amigo Le Fou (Josh Gad), que es grueso, asexuado, afectado y cobardón. Un tipo de personaje divertido, pero muy barato como para lecturas y relecturas. Le Fou y otro secundario sin frase pueden ser un chiste, pero jamás una reivindicación de género.
Tampoco es justo reivindicar solo a los seres humanos, porque la mitad de la película se construye con los personajes de animación que pueblan el palacio.
Desde Lumière, el candelabro parlante, en la voz de Ewan McGregor; pasando por Dindón, según Ian McKellen; y la señora Potts, una tetera de porcelana, para Emma Thompson.
"La Bella y la Bestia" se construye sobre un molde musical y universal, donde no todo es coser y cantar, porque de repente flojea y el humor escasea, pero la película sale adelante, con la naturaleza del protagonista: un híbrido de hombre y animal.
La película es un poco así: carne y hueso, más animación.
Walt Disney, por lo tanto, puede seguir durmiendo en paz y acunado con sus 59 nominaciones y 22 Oscar. "Beauty and the beast".
EE.UU., 2017. Director: Bill Condon. Con: Emma Watson, Kevin Kline, Luke Evans.
129 minutos. T.E.