"U no ve caras, no corazones".
¿Qué caras vio Juan Antonio Pizzi en los periodistas en el Monumental? ¿Qué corazones advirtió tras esas caras? Corazones tristes, seguramente, preocupados, inquietos. De modo que las caras, en este caso, reflejaban sus estados de ánimo. Los mismos, en todo caso, que reflejaban el entrenador y sus jugadores, que se retiraron del vestuario más prontamente que de costumbre.
Se nos ha enseñado que el orden de los factores no altera el producto. A excepción de los comentarios del fútbol, cosa que no nos enseñaron: si Chile hubiese jugado el segundo tiempo como el primero, todo hubiese sido alegría en la conferencia. Un par de reparos y nada más.
Pero sucedió al revés. Eso fue todo.
Ahora bien, ¿qué sucedió entre un tiempo otro? Que el seleccionado se perdió goles "cantados", mostró falencias defensivas, bajas individuales y un funcionamiento colectivo muy inferior al que se le conoce, incluido el partido en Buenos Aires. ¿Por qué?
Cada aficionado busca todavía las causas, aunque hay algunos que califican de excelente la actuación: al salir por el acceso principal del estadio los hinchas pusieron notas 6 y 7 al desempeño del equipo. El panorama en los medios sociales era diferente. Una curiosidad.
Pero algo sucedió en el segundo tiempo, que no era para 6 ni para 7.
¿La salida de Paredes? Claro que sí, qué duda puede caber, y solo se justificaría por causas físicas, no advertidas. Aparte del notable estado del goleador, se perdía la presencia de un hombre de área. Era una referencia importante.
¿El ingreso de Valdivia? Tal vez el partido no estaba para él (el segundo tiempo, en realidad, por el bajón general). Su inclusión tampoco se debe al "clamor generalizado", pues si fuera por eso hace rato que Pizzi no daría la titularidad a Pedro Pablo Hernández, un quinto zaguero no siempre necesario.
Como sea, no se mantuvo el nivel, Venezuela acortó en el marcador y debió acercarse más si se valida aquella acción en que la pelota picó dentro del arco. Y si se pone 2-3, quién sabe qué pasa, cuando ya los nuestros mostraban un nivel de cansancio y desconcierto.
Al final, de la doble fecha salimos una noche enojados (de Buenos Aires) y la otra preocupados. Porque ante Argentina se jugó bien y, además, nos trampearon. Acá, sencillamente, tuvimos un bajón sorprendente.
A propósito del primer partido, ¿de dónde sacaron aquello de "Clásico de los Andes"? ¿Algún publicista trasnochado?
En lo concreto, recuperamos posiciones en la tabla clasificatoria y habrá que trabajar en evitar bajones como este, que ante rivales más maduros y audaces nos puede costar caro. Así es que menos estatuas, menos helicópteros, menos declaraciones aéreas y más concentración.
Entonces todos andaremos con buena cara y alegres los corazones.