Tal como se esperaba, el sector construcción ha tenido un débil inicio de año. De acuerdo con los datos del Índice Mensual de Actividad de la Construcción (Imacon), elaborado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), en enero se evidenció una caída anual de 5,9%, lo que se traduce en el peor comienzo de año desde 2009, momentos en que el país vivió los efectos de la crisis subprime.

El término de la exención del IVA de 19% en la compra de viviendas, sumado al débil crecimiento de la economía, ha mermado los permisos de edificación y debilitado el mercado inmobiliario. En ello también ha influido el pesimismo que afecta a consumidores y empresarios respecto al futuro de la economía chilena y las condiciones de crédito más restrictivas por parte de la banca.

Lo anterior explica que uno de los subcomponentes del Imacon que más cayeron en enero fue el de permisos de edificación, con una disminución de 24,4% anual, una cifra muy relevante y que se distribuye a lo largo de todo el país.

Si bien la caída en el rubro vivienda ha estado acompañada también de la baja en el mercado de las oficinas, como consecuencia de los incrementos en las tasas de vacancia experimentados en los últimos trimestres, recientes estudios dan cuenta de una leve recuperación influida especialmente por una mayor demanda por parte de entidades ligadas al sector estatal.

En cualquier caso, la caída del sector construcción es compleja, ya que impacta directamente en el empleo, dado que se trata de un rubro que tiene una alta demanda de mano de obra. Si bien las empresas constructoras e inmobiliarias previeron adecuadamente este escenario y se ajustaron desde hace ya un buen tiempo -reduciendo sus dotaciones de personal, por una parte, y diversificando sus proyectos en diferentes países-, el hecho a nivel de industria en su conjunto no puede ser minimizado.

De cara a las próximas elecciones presidenciales, serán claves las definiciones que vayan tomando los candidatos con más opciones de ganar en este ámbito. Y el cómo se fomentará el dinamismo del sector oficinas y viviendas será sin duda un ítem relevante. Pero no será el único, y probablemente tampoco el más importante. Las decisivas definiciones que se hagan en materia de obras públicas, concesiones y proyectos energéticos serán las que -junto con el precio del cobre, que impulsa una serie de obras- marcarán la pauta del desarrollo de los próximos años de uno de los sectores primordiales de la economía chilena.