Señor Director:

En enero, el Ejecutivo presentó el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología y una Agencia de Investigación y Desarrollo, que será su órgano ejecutor y reemplazará al actual Conicyt. Esta iniciativa abrirá una discusión necesaria para nuestro desarrollo; sin embargo, llama la atención que se realice de forma independiente y paralela al proyecto de reforma a la educación superior.

Si bien el Ministerio de Ciencia y Tecnología abarcará la generación de conocimiento en un arco más amplio que el de la investigación realizada por las instituciones de educación superior, no se debería obviar que estas son las principales ejecutoras del gasto a nivel nacional -el que corresponde a un 40%- ni que las universidades emplean al 76% de los doctores residentes en Chile.

Que la gratuidad sea el centro de la discusión en la reforma del sistema de educación superior es síntoma de la poca relevancia que el gobierno otorga a la investigación dentro del campo universitario, lo que impide asegurar otras fuentes de recursos para su desarrollo. Las advertencias sobre las restricciones financieras a las que se verán expuestas las instituciones que adhieran a gratuidad han sido reiteradas, y agravan este diagnóstico.

Si a lo anterior sumamos que la estimulación de la investigación científica y tecnológica se consagra como un deber del Estado al que deben contribuir las instituciones de educación superior estatales, no parece razonable que no se integre en una misma discusión la institucionalidad de la educación superior y del desarrollo de la investigación, ciencia y tecnología en nuestro país.

Trinidad Valdés
Investigadora de Acción Educar