Este es un largo epílogo más que una secuela, y se sostiene más que nada citando a menudo a la lisérgica película de 1996. ¿Lo bueno? Un tono inmisericorde y nostálgico hacia el pasado de los personajes de la ahora franquicia: Renton (Ewan McGregor) y sus amigos yonquis de los 90 se reúnen tras dos décadas. "Eres un turista en tu juventud", le dice Sick Boy al rehabilitado protagonista, porque lo que hay es volver sobre sus propios pasos, incluso casi con la misma música, "Lust for Life" et al, como cita de la original. ¿Lo malo? Lo que hay es una fiesta, pero sin los efectos de las drogas, porque estar limpio y sin adicciones es el santo y seña de esta secuela, con sus costos y esfuerzo. La primera "Trainspotting" era un "carrete" lisérgico; esta secuela, con un grupete de cuarentones igual de perdidos que en su juventud, es de nuevo una fiesta, pero no tan divertida como lo era con la percepción y la cámara alterada de Danny Boyle en los años 90. ¿Resultado? Un viaje digno que aún posee algo del poder transportador de la primera parte.
Drama. Reino Unido, 2017. 117 minutos. 18 años.