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Editorial
Sábado 25 de febrero de 2017
Transporte infantil: ley sin equilibrio
"Si bien especialistas en seguridad de tránsito han criticado la excepción, diciendo que los elementos de seguridad ayudan a prevenir las muertes, parece una medida razonable. En este tipo de legislaciones se requiere un adecuado equilibrio entre funcionalidad, prevención de riesgos y costo...".
De acuerdo con la nueva normativa para el transporte infantil, a partir del 17 de marzo será obligatorio el uso de sillas en vehículos para pequeños de hasta 9 años. La exigencia se suma a la que prohíbe, desde el año pasado, el traslado de menores de hasta 12 años en el asiento delantero.
Sin embargo, la ley no se aplicará de igual forma a todos los vehículos. Además del transporte público y los taxis, los 22 mil vehículos de transporte escolar del país quedarán exentos de la normativa. Según el ministro (s) de Transportes, Carlos Melo, esto se debe a que esos vehículos "tienen una serie de medidas de seguridad adicionales, que hacen que (la exigencia) no sea necesaria".
Si bien especialistas en seguridad de tránsito han criticado la excepción, diciendo que los elementos de seguridad ayudan a prevenir las muertes, parece una medida razonable. En este tipo de legislaciones se requiere un adecuado equilibrio entre funcionalidad, prevención de riesgos y costo. Así por ejemplo, si se emitiera una norma que obligara a todos los pasajeros adultos de los buses urbanos a circular sentados con cinturón de seguridad, sin duda que el riesgo al que estarían expuestos sería menor. Sin embargo, una disposición como esa tiene un costo altísimo por la cantidad de buses adicionales que se necesitarían.
Algo similar ocurre con el transporte de niños. Aquí también es indispensable un adecuado equilibrio entre seguridad y los costos asociados. Exigirles sillas a los taxis y al transporte escolar haría inaplicable la ley, por el alto costo de implementación. Más bien lo que se requiere en este caso, especialmente en el transporte escolar, son reglas complementarias de seguridad.
Lo anterior explicita que la norma aprobada en Chile para autos particulares también carece del equilibrio adecuado, lo que hará difícil su aplicación o impondrá un alto costo a los ciudadanos. Las nuevas disposiciones dificultan, por ejemplo, la posibilidad de organizar los denominados "turnos escolares", coordinación solidaria sin costo altamente utilizada en nuestro país que resulta fundamental para los padres y madres trabajadores. Asimismo, la nueva regulación implica serios trastornos para las familias numerosas.
En Estados Unidos, la mayoría de los estados exige que los niños vayan en silla si tienen menos de 7 años. Por su parte, en Europa la norma es menos drástica que la chilena respecto del uso del asiento delantero y, cuando las circunstancias lo ameritan, es flexible, cosa que no contempla la ley aprobada en Chile.
Si bien la seguridad en el transporte debe ser prioridad, la alta tasa de accidentabilidad que exhibe Chile obliga a un análisis cuidadoso de sus causas. El explosivo aumento de la circulación de autos evidencia la necesidad de reforzar la preparación de los conductores, más que la dictación de normas que muchas veces serán impracticables.