Carlos Verdejo murió y vivió con corazón de chileno.
El final fue por un infarto seco, que era una de sus gracias, precisamente, pero con las piernas y con cualquiera de las dos: el tiro seco.
En revista Estadio escribieron que además tenía finta de torero, o sea que lo suyo no era el
dribbling corriente y así no más, sino uno distinto: rápido y con garbo, muy justo y elegante.
Jugó al fútbol por Everton y La Serena, donde fue su máxima estrella goleadora, y luego por Palestino, Santiago Wanderers y regresó a Everton en 1967.
Ese mismo año volvió Eladio Rojas (1934-1991) a un equipo oro y cielo con Reinaldo Gallardo (1938-2013) en la zaga, un defensa que después tuvo taxi frente al Hospital Gustavo Fricke y en ese lugar, en una de sus piezas, entre paréntesis, Verdejo murió.
Durante todo el tiempo que fue futbolista, también hizo otra cosa: trabajó.
En Viña del Mar, en un taller rectificador de motores, y en una farmacia de La Serena.
Y cuando viajó a Estados Unidos, a mediados de los años 70, y se radicó en Nueva York, ya retirado, lo hizo por una sola razón: seguir trabajando.
De joven fue centrodelantero.
De mayor, interior retrasado.
Goleador permanente.
Trabajador siempre.
Era sonriente, jugaba un poco agazapado, escurridizo, técnico y de repente la bala seca.
El club Boca Juniors, cuando cumplió 50 años, organizó un partido en La Bombonera, para la celebración del glorioso cincuentenario. Fue contra Everton, y a los 5 minutos del primer tiempo anotó Verdejo; en realidad, nadie lo nombraba por el apellido, más bien era Carlitos Verdejo, siempre tan sonriente.
Fue el 3 de abril de 1955 y el gol se lo convirtió a Julio Elías Musimessi (1924-1996), y el "Gato" era un gran arquero, incluso cantaba y hasta era medio suicida con su bigotito fino. El final fue un empate a 1.
En 1964, y cuando ya estaba en Palestino, en Santiago se disputó un amistoso de verano y de campanillas.
Estadio Nacional. 28 de febrero por la noche. 66.839 personas controladas y con las no controladas de seguro llegaban a 75 mil.
Colo Colo contra Santos, de Brasil.
El equipo albo lo pidió como refuerzo e ingresó en el segundo tiempo por Luis Hernán Álvarez (1938-1991). Iban a dos y a los 37 del complementario y desde la pierna izquierda, salió el tiro seco.
El brasileño Gilmar dos Santos Neves, conocido como Gilmar (1930-2013) la vio pasar.
Así que los chilenos ganaron 3 por 2.
Los restantes goles de Colo Colo fueron de Francisco Valdés (1943-2009), Misael Escuti (1926-2005) custodió la portería y Hugo Lepe (1934-1991) ordenó la defensa.
Y Carlitos Verdejo, desde hace unos días, está con todos ellos.
Entre paréntesis: 1934-2017.