Señor Director:

En la discusión sobre la demanda de la UC contra el Estado por el incumplimiento del pago del Aporte Fiscal Indirecto (AFI) se entreveran dos objetivos distintos: el de reconocer y estimular a las universidades que entregan un servicio de mayor calidad a la sociedad y el de apoyar la inclusión en la educación superior de los alumnos talentosos con menos recursos. Ambos objetivos son importantes, y ninguno de ellos debiera sacrificarse en aras del otro.

La ministra de Educación puede tener razón al decir que el AFI no ha contribuido al objetivo de la inclusión, pero ello no justifica que el ministerio retire su aporte a una de las universidades de mayor calidad. El peor error que se puede cometer en materia educacional es contraponer ambos objetivos como si fueran excluyentes entre sí, y que se escoja uno en desmedro del otro.

Para no incurrir en ese error, hay que buscar una fórmula que, entre los criterios de calidad, además del nivel de alumnos y profesores, el valor de la investigación y las publicaciones, la efectividad de la docencia y la extensión, etcétera, incorpore también el reconocimiento a las políticas universitarias de inclusión, sin reducir unilateralmente el enfoque solo a este último aspecto.

Luis Mariano de la Maza S.
Decano Facultad de Filosofía Pontificia
Universidad Católica de Chile