A fines de 2015 no figuraba entre los políticos conocidos y pasó a marcar un 64% en agosto del presente año, resultando ser, entre ellos, el mejor evaluado (44%). El historial dice que en 2005 afirmó a un medio que "no veía en la política el espacio para hacer lo que a mí me gusta", y agregó "que no le gusta que lo cataloguen de izquierda".
Pero fue senador por esa coalición y ahora es candidato presidencial. Son muchos quienes no logran entender esta candidatura que surgió de la nada. Sin duda, Guillier entusiasmado cambió -"¡
transformers!"-, y comenzó con una seguidilla de declaraciones: "Tenemos que hacer primarias y tener un programa para que tenga sentido y avanzar en los cambios que el país nos pide, la gente anda bien contenta porque me saluda"; al mismo tiempo se descolgó del Gobierno sin ambages, argumentando su escaso compromiso con regiones y su errática forma de actuar en la discusión sobre reajuste salarial. De paso se lanzó contra el "laguismo" y fue ofensivo con el ministro del Interior. Y aunque la Nueva Mayoría respaldó al Ejecutivo, continuó como si nada. Recorrió varias comunas apoyando a candidatos a alcalde y concejal.
Dice que el programa del futuro gobierno debe surgir de la ciudadanía (el guion 2013), al tiempo que se autocalificó como figura de transición entre la "vieja política" y los jóvenes, haciendo un guiño a Boric y Jackson, quienes anuncian un "Chile nuevo, les tengo mis fichas". En fin, se ha reunido con distintas organizaciones, desde jubilados hasta la Red-trans, encuentros que llama "diálogos ciudadanos", en los que escucha a la gente, asegura. No obstante ser parlamentario, habla de los políticos en tercera persona y declara que ellos "no confían en mí", travistiéndose de político distinto, más cercano, no elitista. Se jura del siglo XXI. Es caso raro, ¿no le parece?
Con todo, es candidato del bloque oficialista y con algo de arrogancia lanzó el "guante": realizar primarias "aquí y ahora". Radicales lo hicieron su líder. Se entiende, pero es discutible. Por cuanto la mera popularidad "callejera" no basta, es necesario ser un conductor con historia y visión de largo plazo, dotado de voluntad, convicciones, objetivos y medios claros para alcanzarlos. Al parecer, quiere mantenerse muy alto en las encuestas, bajo el supuesto de que los partidos terminarán por acoplarse. Corriendo marzo o abril en tal posición -su apuesta-, ya será muy difícil desbancarlo en las primarias de julio.
En el PPD y PS el ambiente es variopinto. Unos están a favor de Lagos, restándole méritos al periodista senador (Lagos Weber), mientras que otros parecen más guillieristas; incluso diputados han señalado que "nadie tiene el camino despejado" y hay senadores con adhesión casi definida por Guillier: "Representa un castigo a la élite progresista por no cumplir. El liderazgo de Lagos es propio del siglo XX, es muy vertical" (Girardi). En la DC la incertidumbre es mayor: hay un grupo de prestigio renuente a reeditar la Nueva Mayoría; tiene el problema del candidato propio y parlamentarios dubitativos ante el escenario. De seguro no les será fácil resolver la situación en enero.
Y como las indefiniciones continuarán por algunos meses, no está de más pensar en el hipotético caso de que el senador por Antofagasta venza en las primarias del conglomerado. Prueba de fuego para antiguillieristas confesos y su gente: "Es el nuevo ME-O... con declaraciones soberbias, una postulación nonata desde el punto de vista de las ideas" (Escalona); "el germen de la demagogia y el populismo" (I. Walker); "no lo apoyaría... para ser Presidente se requiere liderazgo, ideas, visión de país" (M. Aylwin).
¿Se cuadrarían con el candidato triunfante al igual que lo hicieron con Bachelet? ¿Predominará nuevamente el cálculo electoral, eso que llaman eufemísticamente "realismo político", relegando a terceros planos las identidades partidarias, la doctrina, los grandes principios? Nótese que en el PS y el PPD ya hay quienes sostienen que se debería entrar a negociar con él, en caso de que Lagos no ascienda en las encuestas. ¿Y qué hará la DC?