Señor Director:

Hemos terminado el año con una pésima noticia en educación: el Instituto Nacional por primera vez se ubica bajo los cien mejores colegios del país, de acuerdo a los puntajes de la PSU. Solo hace un año estaba entre los 50 mejores, pero la tendencia decreciente en sus resultados académicos se ha notado con especial fuerza este 2016, tras disminuir cerca de 35 puntos PSU en los últimos cuatro años.

Ciertamente no se trata de un caso aislado: el único establecimiento municipal entre los 50 mejores del país es el Augusto D'Halmar, de Ñuñoa. Esto es una mala noticia para quienes valoramos la enseñanza estatal y creemos que ella debe ser de calidad y una real oportunidad de progreso para los chilenos. En lo personal, estudié desde 7° básico a 4° medio en el Instituto, del que tengo los mejores recuerdos.

Por eso estimo necesario revertir lo que se ha convertido en un verdadero círculo vicioso y que ha perjudicado la calidad de la enseñanza de uno de los emblemas de la educación pública. El espiral de tomas y paros no solo ha significado una pérdida directa de clases (muchas de ellas sin recuperar), sino una disminución constante en el número de postulantes al colegio: si el año 2001 éramos cerca de cinco mil los que aspirábamos a estudiar en sus aulas, hoy son poco más de mil quienes tienen el mismo anhelo. Las protestas de 2006, cuando me correspondió ser dirigente estudiantil demandando una educación de calidad, lamentablemente se han transformado para muchos en exceso de paros y en proyectos ideologizados que en nada han mejorado a la educación chilena.

A esto se suma la sana competencia de los Liceos Bicentenario, que han logrado ubicarse rápidamente entre los mejores liceos municipales y que son una buena alternativa para los estudiantes y sus padres. Sin ir más lejos, esta generación de institutanos es la primera que compite directamente desde séptimo básico con los alumnos de estos nuevos liceos. Al mismo tiempo, de los 25 mejores establecimientos municipales en todo el país, cinco son Liceos Bicentenario de la Región Metropolitana que se ubican en comunas que aportaban una importante cantidad de alumnos a los liceos emblemáticos.

Una completa política educacional contempla tanto la preocupación por todos los estudiantes del país como por el mantenimiento y la promoción de estas "vías rápidas" de movilidad social, que han permitido que muchos seamos la primera generación de nuestras familias en acceder a la educación superior. Todo esto debería transformarse en más y mejores oportunidades para los niños y jóvenes, y no en un juego donde si uno mejora el otro empeora. La situación debe ser exactamente la contraria: necesitamos una enseñanza estatal de calidad, en todos los niveles, a lo largo del país. En cada ciudad debemos ofrecer alternativas de calidad, en una política que procure que todos los niños y jóvenes de Chile tengan "patines", y que aquellos establecimientos que han sido emblemas de la enseñanza durante dos siglos, como es el caso del Instituto Nacional, vuelvan a ser un referente, contribuyan con otros establecimientos a que exista una educación estatal de calidad y donde el país pueda mirar con orgullo no solo su historia, sino también su presente y porvenir.

Julio Isamit
Coordinador General Republicanos