El mes de diciembre cierra el año con una dinámica e interesante cartelera teatral. Seguramente por la particularidad de la fecha, la mayoría de los montajes tuvieron temporadas cortas y merecerían -y ya se perfila- segundas oportunidades.
Entre ellas destaca "Lobos", de Andrea López y la compañía Teatro del Espejo, una obra que se instala en un circuito alternativo desde el momento que ocurre en una casa en cuyo jardín se emplaza el escenario por donde deambulan historias orales sobre la maldad: "La mujer con la piel de foca", "Las zapatillas rojas", "El patito feo" y "Barba Azul", para hilvanar con música en vivo el tránsito de un niño que para crecer debe ir entre lo salvaje y lo civilizado. Una historia cautivante y hermosa sobre la naturaleza humana en clave clown teatral aprendida en sus años en Bélgica.
"Casino, expectativas laborales", en la sala de teatro Siglo XX, del Colectivo de Artes Escénicas La Comuna, es un desopilante montaje sobre la precarización de los trabajadores en un supermercado, muy en la línea de "Mano de obra", de Diamela Eltit, haciendo desfilar a una galería de personajes grotescos que incluyen al trabajador enfundado en su traje de Bob Esponja, una Blancanieves depresiva, una guardia, un hada madrina dopada, una profesora de zumba de nacionalidad colombiana, un captador de tarjetas de crédito y una promotora de chorizo parrillero. Su existencia está supeditada a los antojos de una supervisora vulgar y acosadora que los aterroriza hasta en la hora de colación, mientras ellos intentan desarrollar todo tipo de micro-comercios para subsistir (droga, artículos de belleza). La actuación es sobresaliente y se apuesta a denunciar con un humor negro una cultura laboral basada en la explotación y la traición. Precarización, por supuesto, que trasciende el universo del supermercado y hace sentido a buena parte de los ciudadanos.
Los balances vitales tomaron forma en dos montajes en el formato de "ejercicios del padre". En la línea de biodrama o teatro documental, en el teatro Mori estuvo "El cuerpo de mi padre", de Pablo Paredes e Ingrid Isensee, que pusieron a sus propios padres en escena con un texto que ellos escribieron a partir de la experiencia biográfica con sus progenitores. Dos padres de pelo largo en la edad adulta es el denominador común para esta original pieza que transita por los recuerdos de infancia, la escenificación de la casa compartida, su paso por la dictadura, sus opiniones políticas o la muerte de sus propios padres. Cuando hablan de la historia de su cabellera aparece el cariño a los hijos, pero también los pactos de la filiación, con esos propios hijos que "les regalan" el guion de sus vidas o les dan la voz a los padres que dicen "un hijo es como un lunar de carne", o cuestionan a su descendencia con "es raro un hijo que no me dará nietos". Sí queda pendiente la omisión a la vida de pareja de los padres, aspecto gravitacional en esos pactos. Sin duda, un conmovedor ejercicio con buena cuota de ternura y honestidad. "Hijos pariendo a sus padres; padres enterrando a sus hijos". El elenco de esta obra está formado por Manuel Paredes y Carlos Isensee.
En el reinaugurado teatro La Aurora se presentó el otro "ejercicio del padre", bajo el título"Esperando a papá", escrita por Marcelo Simonetti y dirigida por Adolfo Albornoz, de la compañía Silencio Colectivo ("La leyenda de Peter Von Hales"). En esta ocasión es una pareja de hermanos abandonada por su padre en la temprana infancia que conjetura ese posible reencuentro cuando un repartidor de pizzas irrumpe misteriosamente en el domicilio para dejar un pedido. Desde ese momento comienza un juego de proyecciones y sentimientos disímiles: la necesidad del padre de Mía y el resentimiento de Milo. El abandono, las cuentas pendientes como metáfora del fracasado proyecto político de la UP, la falta de épica, el vacío de figuras a quienes admirar. Destaca la actuación de una leyenda del teatro chileno, Pepe Herrera.
Por venir, obras de teatro estrenadas el segundo semestre de 2015 y durante el año 2016 que ya tienen fecha, hora y sala, en el marco del festival Santiago a Mil, son varias y merecen esta nueva oportunidad. Tres puntos altísimos son"Demonios", de Lars Norén, bajo la dirección de Marcos Guzmán, el drama de la pareja contemporánea cuando el afecto se ha hecho añicos; o bien, "Xuárez", de Luis Barrales y Manuela Infante, que reescribe la historia de Inés de Suárez, y por último, la excelente dramaturgia de Pablo Manzi en "Donde viven los bárbaros".
En una línea de teatro político destaca "99 La Morgue", de Ramón Griffero, que reflexiona audazmente sobre el espacio de la tortura y la muerte; "Cordillera", de la compañía La tanto tanto, que pone en escena a varios victimarios en sus años de encierro. También está "La Victoria", de Gerardo Goetinger, sobre el mundo de las ollas comunes en los 80 y la voluntad política de las mujeres pobladoras. En esa línea está "El pago de Chile", de Soledad Martínez, que ahonda en la dura vida de los mineros en sus existencias subterráneas.
También regresan dos clásicos del teatro chileno: "Por sospecha", el universo delictual del recién fallecido dramaturgo Luis Rivano, y "Parecido a la felicidad", de Alejandro Sieveking y Víctor Jara, bajo la dirección de Francisco Albornoz.
El teatro es fugaz, es aquí y ahora; merece que estemos atentos a estas segundas oportunidades.
Andrea Jeftanovic