El objeto, esta vez el enchufe de conexión eléctrica industrial, es el protagonista único del israelí Shay Frisch (1963). Y se trata de este objeto multiplicado, exacerbado, ensamblado con otros miles similares. Así negros o blancos, tal como se venden en el comercio habitual, son empleados para construir verdaderas urdiembres regulares, cerradas, de apariencia textil. El resultado se exhibe de la manera más adecuada en el Zócalo del Museo de Arte Contemporáneo. Se trata de seis trabajos. Aunque todos de amplias dimensiones, cabe considerar los que son también una sola obra; unos y otros se potencian entre sí. Al mismo tiempo, un nuevo personaje emana desde esa entraña común: la energía eléctrica. Ella se manifiesta en forma de recta y angosta línea indicadora de luz. Es un discreto resplandor permanente, ya dotado de roja calidez o ya de una fría blancura. En la totalidad del conjunto, el orden geométrico logra implantar sus beneficios: unidad, orden, austeridad.
Asimismo, podría calificarse esta armoniosa obra como una gran instalación, donde sobre muros y suelo formas rectangulares circundan un extenso epicentro circular. Este último, tanto desde su perímetro como desde el vacío central emite ahora luz blanca. Por su parte y limitada por ángulos rectos, una muy alargada franja con línea roja subraya esa supremacía del espacio del fondo del recinto, junto con conducir poderosamente la mirada del observador hacia la céntrica blancura de la aureola resplandeciente. El efecto expresivo del conjunto consigue una quietud, una sugerencia, una majestad capaces de hablarnos de espacialidad enigmática y de mundos extraterrestres, metafísicos, fundamentados en una elegancia tecnológica admirable. Enfrentamos, pues, un aporte genuino, a la vez hermoso e ingenieril. Asimismo se convierte en una de las exhibiciones más valiosas del año. Curiosamente, este año que termina se ha caracterizado por los frutos valiosos que continúa deparando la geometría y la luz en nuestro medio expositivo.
La pintura del chileno Nicolás Radic encarna un realismo minucioso e ilusionista, bien cercano a sus pares californianos y nacionales. Cabría considerarlo influido por los característicos volúmenes aplastados del escultor estadounidense John Chamberlain y hasta como una especie de contrapartida pictórica suya. Ofreció el expositor de Galería AMS Marlborough óleos sobre lienzos (2015-2016) en amplias dimensiones, donde relumbra el brillo metálico de superficies arrugadas y coloraciones adecuadas. A pesar de la irregularidad flagrante de estos vistosos restos de envoltorios diversos, irradia de ellos una quietud, un silencio que parecieran recién acallados. Probablemente los cuadros que con mayor propiedad testimonian la orientación del autor correspondan a Aluminio 09.16 -en primer lugar, por su corporeidad, cromatismo y delicado claroscuro-, a los dos Plástico negro y Cartel II. De los paquetes sobresale Camión I, con su presencia insolentemente avasalladora y cierto dejo siniestro.
No obstante las objeciones que merecen sus óleos de 2016, Antonia Daiber luce siempre como pintora pura. Así, en el Centro de Extensión de la UC, ciertos trabajos suyos sobre tela fallan en el aspecto estructural. Sobre todo Álamos o Amalia y Pablo, se advierten formalmente fofos, blandos. En cuanto a Calle Carmen Sylva, el recuerdo de Alfredo Helsby resulta evidente. Por otra parte, dentro de la totalidad de lo mostrado el color luce bien resuelto y personal. Precisamente, es ese intermediario cromático el más propicio para retratar estos paisajes urbanos brumosos y con frecuencia nocturnos.
Pero, justo al contario de las limitaciones de las obras anteriores, los catorce pasteles secos sobre papel no sólo convencen plenamente, sino que además llegan a entusiasmar. Aquí el dibujo se torna sólido -comparar nada más que Pareja con el cuadro dispuesto en el inicio de la exposición-, la composición se vuelve impecable, el mismo colorido se advierte más poderoso y los asuntos tratados se concretan con plena coherencia. Tanto las bellas visiones de la naturaleza, como los puertos y la ciudad de noche hacen de la artista un nombre que vale la pena no olvidar.
Campo 47283 B/N
El objeto tecnológico y un metafísico resplandor eléctrico en experta construcción israelí
Lugar: Museo de Arte Contemporáneo (Forestal)
Fecha: hasta el 22 de enero de 2017
Materiales de estudio Nocturnos
Excelentes pasteles secos sobre papel, de Antonia Daiber
Lugar: Centro de Extensión UC
Fecha: hasta el 22 de diciembre