La joven Jyn Erso (Felicity Jones) lleva en su cuello un antiguo collar con un cristal que le dio su madre, para que no olvide eso misterioso e invisible: la Fuerza.
Chirrut (Donnie Yen), un monje oriental ciego y experto en artes marciales, no puede evitar hablar de la Fuerza, más bien le reza y le pide compañía, porque no es un Jedi y tampoco un elegido, pero su fe lo sostiene y por eso la proclama.
Los personajes de "Rogue One: Una historia de Star Wars" participan de una cruzada y comparten las creencias y mística de millones de espectadores y varias generaciones que veneran la serie, porque así aprendieron y se educaron, así que creen en la Fuerza, pero también en algo más relevante: en el cine.
En el centro está la Estrella de la Muerte, el arma predilecta del Imperio por masiva, terrorífica y despiadada. A lo largo de la saga, la destrucción o reconstrucción de ese planeta es una constante, porque es la cumbre de una pirámide bélica con naves espaciales de distinto poderío y clase.
La segunda descripción y diseño es la mezcla de razas y especies. En un bar, una feria o por las calles de alguna ciudad se confunden humanos con alienígenas de diverso tipo.
Y son los uniformes metálicos, blancos o negros, de las tropas imperiales, y por ahí aparecen brevemente R2D2 y C3PO, los dos viejos androides.
La película reinstala el universo de "Star Wars" y se pasea por su atmósfera, personajes y habitaciones, para demostrar que se trata del mismo juego y por eso los salvamentos a última hora, las piezas que apenas encajan y los campos de fuerza rotos.
Y el juego se acelera con una larga y espectacular batalla terminal.
La película, ya se sabe, es un spin off.Un sacado, un extra, un desprendimiento del tronco principal de "Star Wars", tan extendido como resistente.
Estos son personajes laterales en la mitología y su misión es la de contribuir a la gloria de los dioses mayores que son inmortales, como la película lo demuestra.
Este grupo de personajes, incluido algún androide, llevan la aventura sobre sus espaldas, y están dispuestos al heroísmo y al sacrificio.
Es sugerente y podría ser solo una casualidad que la mayoría de los actores que encarnan al grupo de valientes son de origen latino, oriental y también árabe.
La aventura no vivirá como saga.
La saga es la otra.
Estos son los arcanos menores.
Lo sabe Jyn Erso, Chirrut y Cassian Andor (Diego Luna), un agente de la Alianza sin nada que perder. También Baze Malbus (Wen Jiang), un guardaespaldas que parece bruto, pero cree en la Fuerza; y el esforzado piloto Bodhi Rook (Riz Ahmed), primero tomado prisionero por un jefe rebelde afroamericano con apellido latino: Saw Gerrera (Forest Whitaker).
Y los que no lo saben ya lo aprenderán.
Incluso los espectadores, al final, también lo aprenderán.
"Rogue One: A Star Wars Story". EE.UU., 2016.
Director: Gareth Edwards.
Con: Felicity Jones, Diego Luna, Mads Mikkelsen.
123 minutos. T.E.