Pedro Chaskel es una de las figuras legendarias del "nuevo cine chileno" de fines de los 60 y comienzos de los 70. Fue el principal de los montajistas de esa época, desde
El chacal de Nahueltoro hasta
La batalla de Chile, y participó de la generación que creía con fervor en la capacidad política del documental no solo como registro, sino también como pedagogía e incitación a la acción.
Fiel a esa tradición, Chaskel creía en la capacidad del cine de indagar en busca de la verdad, pero también en la obligación de mostrar el artificio; esto es, reconocer la presencia del sujeto y del artefacto que están detrás de las imágenes. En otras palabras: la objetividad tiene su límite y es un principio de honestidad reconocerlo así.
De vida y de muerte es un regreso a las formas más sencillas del documental político, esta vez con la voluntad de rastrear, a través de algunos testimonios, lo que podrían ser pruebas para condenar a los agentes "de muerte" en algún tribunal real o imaginario. Su objeto es la Operación Cóndor, ese mecanismo de coordinación inventado en 1975 por las dictaduras del Cono Sur, que rápidamente derivó hacia un método de intercambio de crímenes.
El relato se inicia con el hallazgo en Asunción de archivos policiales de los años 70, que permitieron conocer o confirmar numerosas violaciones a los derechos humanos en todo el Cono Sur. El descubrimiento ocurrió en diciembre de 1992, pero las investigaciones derivadas de esos papeles continúan hasta hoy.
El documental reúne 14 entrevistas, de diferente valor, la mayoría realizadas en septiembre y octubre del 2000. Luego de una exposición general, se interna en el caso de Automotores Orletti, un taller que fue la cobertura del principal centro de detención de extranjeros en Buenos Aires, especialmente de uruguayos, la mayoría de los cuales están hoy en calidad de desaparecidos. Nota siniestra: hubo más víctimas uruguayas en Argentina que en el propio Uruguay.
En el registro de los intercambios de prisioneros figura un chileno, Jorge Isaac Fuentes Alarcón, "El Trosko", que fue arrestado en Paraguay y enviado a Chile, a las manos de la DINA. Aquí la película deja el caso uruguayo y asume una nueva dirección, centrada en Fuentes Alarcón. Esa dirección parece empujada por ese lugar donde converge, como en un Aleph de la violencia, todo el imaginario de la represión más despiadada de Chile: Villa Grimaldi.
De vida y de muerte es una obra modesta, de pocas pretensiones, en cuyo subtexto aparece, por debajo de las entrevistas, la dificultad misma de hacer la película, su demora, su escasez. Es cine político, sí, pero es al mismo tiempo la constatación de una derrota, a la vuelta de la cual se apunta a una vindicación más judicial que ideológica.
En esto, nuevamente, la película de Chaskel no se separa de lo que ha sido la tendencia de muchos documentales de la postransición.
De vida y de muerte
Dirección:Pedro Chaskel
Con: Martín Amada, John Dinges, José Luis D'Andrea, Enrique Rodríguez Larreta, Juan Gelman, Leila Pérez
44 minutos.