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Editorial
Martes 15 de noviembre de 2016
Encuesta Bicentenario y papel del Estado
El hecho de que las respuestas de las personas están influidas por el lenguaje implícito en la discusión pública queda sugerido por las respuestas a la consulta por la importancia de los sindicatos...
Son muchas las materias que abarca la encuesta Bicentenario de la Universidad Católica y GfK Adimark en su versión 2016, que se encuentra en pleno proceso de difusión, y entre ellas resalta el cambio de percepción que se advierte en la población a lo largo del tiempo respecto del papel que juega el Estado en las metas que las personas tienen para sus vidas y en la forma en que ese rol debe implementarse.
Así, respecto del bienestar personal, mientras en 2006 el 43% consideraba que este debería ser responsabilidad del individuo y el 25% del Estado, en 2016 ambas posturas están en empate, con un 35%. Respecto de la forma en que debe focalizarse la ayuda del Estado, en 2012 el 43% afirmaba que esta debería darse de manera focalizada en los más pobres y vulnerables y el 30% de manera universal; en tanto, en 2016, quienes afirman lo primero bajaron a 32% y quienes lo segundo subieron al 42%. A su vez, mientras en 2006 el 30% de la población consideraba que la mejor forma de progresar era el esfuerzo propio, eso subió a 40% en 2014 y volvió a caer a 31% en 2016; en cambio, quienes opinan que la forma de progresar en la vida requiere garantías del Estado, buena educación y trabajo, de 41% en 2006, bajaron a 34% en 2014 y volvieron a subir a 38% en 2016. En relación con el progreso, en el período 2014-2016 se mantuvo relativamente estable una proporción de alrededor de 55% que estimaba que lo mejor para el país era que hubiese igualdad social y una distribución de ingresos más equitativa frente a una proporción que bajó de 20% a 16% que priorizaba el crecimiento alto y sostenido.
Estas respuestas difieren con las de otras encuestas que han sido también sistemáticas en esta materia y que revelan que las personas reconocen que el progreso en la vida depende del esfuerzo personal, más que de la ayuda que se pueda recibir, y le asignan al trabajo y al estudio la principal fuente de los méritos para alcanzar las metas que se proponen. Las razones de estas diferencias pueden ser el resultado de la particular forma en la que, en este caso, se escogió el lenguaje de las preguntas, que favoreció la respuesta que prefiere la ayuda o garantías que ofrezca el Estado al trabajo y esfuerzo propio, o bien, a que el apoyo del Estado y las garantías que este otorgue han estado más presentes en el lenguaje de las políticas públicas durante estos últimos años, lo que ha resultado en que ella se haya transformado en la preferencia mayoritaria del público en esta encuesta. Ese factor de contexto puede influir en la tendencia que muestran esas preguntas, que se han reiterado a lo largo de los años en las distintas versiones de la encuesta Bicentenario.
El hecho de que las respuestas de las personas están influidas por el lenguaje implícito en la discusión pública queda sugerido por las respuestas a la consulta por la importancia de los sindicatos. En efecto, a pesar de que la proporción de trabajadores sindicalizados no pasa del 15%, el 53% considera que la importancia de ellos es "mucha o bastante" y el 39%, "poca o ninguna"; adicionalmente, a pesar de que el 62% considera que el sindicato es "muy o bastante importante" para mejorar las condiciones de los trabajadores, son muy pocos los que los utilizan considerando que no hay barreras importantes para formarlos.
En cualquier caso, el que la población tienda a preferir una mayor injerencia del Estado para el logro de sus objetivos puede constituir un serio obstáculo para que Chile avance hacia el desarrollo. La capacidad del Estado para satisfacer esas expectativas depende, a su vez, de los recursos que recaude de quienes realizan esfuerzos personales para generar riqueza, y esos serán menores en la medida que una mayor proporción de personas desee acogerse a esa ayuda, más que a desplegar un esfuerzo propio.