Esta película se construye con un plano secuencia, es decir, la cámara empieza a filmar cerca de las 2 de la mañana y se detiene pasadas las 4. Eso es "Victoria".
Es una aventura nocturna y hasta casi la madrugada, con protagonistas jóvenes e incansables que bailan, fuman y beben entre los vapores de una discoteca subterránea. Es una imagen continua, permanente y pegada sobre la piel de los personajes, donde la protagonista es una joven madrileña de unos 30 años que hace tres meses llegó a Berlín y aún no tiene amigos. Y Victoria (Laia Costa) está ansiosa de no estar sola y quizás por eso, en esa discoteca, pide un vodka y le ofrece otro a la persona que le acaba de hablar: el barman.
Es entonces una imagen sin cortes ni montaje, lo que ocurre sucede en tiempo real y la película transcurre, se desliza y corre por un plano secuencia de 138 minutos.
Es una cámara sobre los hombros que tropieza y se ladea, apenas cabe en un ascensor, a veces incomoda y salta cuando corre detrás de los personajes, que son cuatro jóvenes sin dinero que siguen y rodean a Victoria y su bicicleta.
Ella es extranjera, parece ingenua y no habla alemán. Ellos son una pandilla de amigos, y uno de ellos, Boxer (Franz Rogowski), ya estuvo en la cárcel. Así que la película podría ser muchas cosas fáciles de imaginar, y todas ellas son delitos.
Pero durante una hora y algo, la cámara se contenta con un solo objetivo: filmarlos sin detención ni respiro.
Hacia una botillería, donde Farouk, el comerciante, duerme y no se entera de nada.
Por la terraza de un edificio para descubrir el horizonte de Berlín y ella grita de alegría y emoción, pero Sonne (Frederick Lau), Boxer y Blinker (Burak Yigit), la hacen callar; y el cuarto joven, Fub (Max Mauff), que está de cumpleaños, hace rato que navega borracho. Luego caminan rumbo a la cafetería donde trabaja Victoria y el único que ingresa al local es Sonne. Hay un piano, Sonne no tiene idea de teclas ni música. Ella, en cambio, interpreta uno de los valses de Mefisto de Franz Liszt, y cuenta su historia. Sonne no logra relatar la suya, tampoco Boxer ni Blinker y menos Fub.
Habrá familias, explicaciones, sentimientos, fracasos, razones, sueños y motivos, pero ninguno tiene tiempo para contar su historia.
La única que vale es la que empieza antes de las 2 y se extiende hasta después de las 4 de la mañana. El vals y el piano fueron un oasis y lo que viene es la noche más oscura, para una cámara que filma y no se detiene: en auto por las calles, bajo un subterráneo, frente a un banco, de vuelta a la discoteca, entre los jardines de los edificios o por un hotel y una habitación de lujo.
Ella es española y ellos alemanes.
Es lo que ocurrió durante una noche.
Es lo que sucede en poco más de dos horas, algo que para Victoria o para esos jóvenes, no es más que el instante de una vida.
Es un plano secuencia.
Esa es la historia.
"Victoria". Alemania, 2015. Director: Sebastian Schipper.
Con: Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski.
138 minutos. 14 años.