Tim Burton, con el paso de los años y las películas, se ha convertido en un exitoso adaptador de historias universales, donde hay clásicos de la literatura, famosas series de televisión o grandes títulos del cine: "Charlie y la fábrica de chocolates" (2005) y "Alicia en el país de las maravillas" (2010), "Sombras tenebrosas" (2012) o "El planeta de los simios" (2001).
En todas estas películas algo ha perdido y lo ha hecho poco a poco, porque en vez de avanzar hacia una cosmogonía personal, el director se ha distanciado de lo que parecía un mundo propio.
Es cada vez más un profesional caro y talentoso que presta servicios eficientes e integrales: imaginería, atmósfera, gran diseño en la producción, abundante maquillaje, espléndido vestuario y ricos efectos especiales.
Ofrece su plan de construcción, su estética y su visión mental, para reconstruir universos populares y conocidos.
Tim Burton es un orfebre, ebanista y artesano de lujo, que se alejó de los mundos oscuros, tortuosos y adultos, pero no solo eso: también del reto y del riesgo. Una película arriesgada como "Ed Wood" (1994) ya es algo inimaginable.
Es un director que se fue achicando con los años, y la primera opción fue el confort de la marca y el toque Burton. Y la originalidad de "El gran pez" (2003) quedó congelada en el jardín de los recuerdos.
"Miss Peregrine y los niños peculiares" se basa en un best sellerdel escritor Ransom Riggs, y es una historia sembrada con semillas seguras, blancas y clásicas.
Jake (Asa Butterfield), el protagonista, es el adolescente solitario, triste y distinto, con un padre ajeno y ausente.
Existe el relato oral del viejo al niño, en este caso, son los cuentos del abuelo Abe (Terence Stamp) a su nieto Jake.
Hay un caserón viejo y misterioso. Y también un ingreso a un portal fantástico y a una dimensión desconocida, donde existe un grupo de niños y jóvenes raros y poderosos, amparados por Miss Peregrine (Eva Green), un hada protectora, decidida y bienhechora.
La película se encarga de explicar el asunto y unir las piezas, pero lo hace con el peso de la burocracia y personajes no muy simpáticos.
Es una historia narrada en horario de oficina y en vez de aventura y misterio se presiente la rutina de la repetición.
La aparición de Samuel L. Jackson como Barron, un personaje maligno y también un bufón, es verdaderamente una salvación, porque debe ser lo único divertido, grotesco y delirante. También sus secuaces y planes torcidos, pero sobre todo Barron, alguien que saca los pies del molde, se ríe en las filas, no se toma en serio y al menos desordena un poco una película que rebalsa diseño, pasarela, ritual, orden, ejercicio y trajes a la medida.
Tim Burton y su toque, de seguir así las cosas, puede terminar en el Museo de la Moda: los anteojos, la chaqueta, sus calcetines, esta película.
"Miss Peregrine's Home for Peculiar Children". EE.UU., 2016.
Director: Tim Burton. Con: Asa Butterfield, Eva Green, Samuel L. Jackson.
127 minutos. T.E.