Señor Director:

Creo que el reciente debate presidencial en Estados Unidos nos ofrece la oportunidad de imitar buenas prácticas: solo participan los candidatos con reales chances de ganar la elección, de manera que no sean más de dos o tres. El moderador se limitó a hacer preguntas amplias y generales, sin lucimiento personal, y dando todo el tiempo posible para escuchar a los candidatos, no al entrevistador. El formato fue ágil, con razonable flexibilidad para permitir intercambio de opiniones entre Clinton y Trump, y poder verlos en acción, enojarse, reírse, ironizar, concordar, interrumpir. Además, la trasmisión siempre expuso los rostros de ambos, ya sea como parlantes u oyentes.

Ya falta menos para que nos toque debate presidencial en Chile, así es que pongamos atención. El formato usado últimamente por nosotros ha sido rígido, con una cantidad inapropiada de participantes, con demasiados entrevistadores, que además suelen acaparar tiempo y cámaras.

Pedro Becker Rencoret