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Cartas
Martes 20 de septiembre de 2016
Cómo enseñar la filosofía
Señor Director:
El problema no es solo mantener la filosofía en el currículum, sino también cómo enseñarla.
En la universidad he tenido la experiencia de enseñar filosofía a alumnos de otras carreras. Inicio los cursos preguntando a los alumnos sobre su experiencia filosófica. Generalmente, las respuestas remiten a la enseñanza media: "Algo que no entendí", "consistió en aprender nombres de pensadores y memorizar sus pensamientos", etcétera. Pocos señalan algo significativo.
Estas respuestas me confirman la importancia de las metodologías que empleamos para educar en una sociedad de cambios tan vertiginosos, que nos cuesta a los profesores adaptarnos a ellos. Una metodología adecuada tiene que partir de la realidad de los alumnos hoy, en un mundo en que el avance científico plantea acuciantes problemas sobre el ser y el significado del hombre, y en el cual las tecnologías han reemplazado al pensamiento reflexivo, tendiendo estas a convertirse en un absoluto.
Observamos en los alumnos una carencia en el desarrollo de las operaciones intelectuales básicas para una reflexión: conceptualizar para aprehender lo esencial, emitir juicios fundamentados, razonar lógicamente, capacidad de relación, de análisis, de síntesis, etcétera; carencia de lenguaje para expresar un pensamiento, etcétera. Platón afirmaba que hablar bien es pensar bien, y viceversa.
La educación media es oportunidad privilegiada para lograr los objetivos de la filosofía, abordando las inquietudes de los grandes problemas de la existencia que en la adolescencia comienzan a plantearse: su sentido, el significado de la ética, del amor, del respeto, la solidaridad, la existencia de Dios, etcétera. Se requieren, entonces, instancias que posibiliten a los alumnos reflexionar entre posturas diferentes, dialogando, tanto entre pares y profesores, como con los grandes textos de la filosofía y meditar personalmente sobre qué es el hombre, el convivir junto a otros y en un mundo encomendado a su cuidado. Estas reflexiones permitirán al alumno saber a qué atenerse en su existencia.
En un curso de filosofía, Heidegger señaló que no haría una introducción a la filosofía porque "el ser humano está ya en la filosofía, por esencia". Tenemos un gran desafío: pensar creativamente nuevas metodologías para abordar estos temas latentes. ¿Cómo acoger y valorar las grandes preguntas de la existencia, que no son "densidad", sino la posibilidad de comprender y hacernos responsables de nuestra existencia?
María Teresa Stuven V.
Profesora de Filosofía Pontificia Universidad
Católica de Chile y Universidad Diego Portales