"O'Higgins, un hombre en pedazos" comienza con una "coreografía de chaquetas". Tres de sus personajes las lanzan al aire, las toman, se las lanzan unos a otros en una danza moderna y con humor. Ese juego inicial marca el tono del desarrollo posterior. Se escenifica el conflicto interno de O'Higgins ante la abdicación, pero lo que resalta es la animada forma juglaresca de contar la historia, la música y ahora las coreografías y el canto de los textos. La obra se introduce en la mente del Padre de la Patria; íntimamente piensa que abdicar es un error porque amenaza dejar sin conducción a este país que él acaba de crear, pero lo acepta para evitar una guerra civil.
La presión interna aumenta por su sensación de haber sido traicionado por sus hermanos de la Logia Lautarina que le hicieron creer que pronto lo llamarían para ofrecerle retomar el poder. Esa danza inicial de las chaquetas, que nos parecía solo un juego, nos recuerda la expresión popular "darse vuelta la chaqueta", que aquí se refiere a la Logia Lautarina, y también puede aludir a una actitud constante en nuestra sociedad.
La obra fue escrita por Andrés Kalawski y Ricardo Larraín para Tryo Teatro Banda, lo que implicaba dejar espacios para que se agregara lo musical. Para dirigirla se llamó a María Izquierdo, una de nuestras mejores actrices, siempre inmersa en lo musical y que al dirigir estimula la creatividad de los grupos, lo que en este caso fue dar nuevo cauce a su musicalidad.
Tryo Teatro Banda ha asumido desde hace tiempo la tarea de escenificar nuestra historia. Magnífica fue "Pedro de Valdivia, la gesta inconclusa", también su versión de la obra de Pineda y Bascuñán "El Cautiverio Felis", luego "Jimmy Button", "La Araucana", "La Expulsión de los Jesuitas", todas resaltan momentos importantes de nuestra historia. Con "El Cautiverio Felis" fueron a los mismos lugares de La Araucanía donde sucedieron los hechos y descubrieron a quienes ahora viven allí, una realidad que desconocían, les despertó el orgullo por un pasado cuyas huellas estaban perdidas.
"O'Higgins, un hombre en pedazos" lo imagina en los momentos de tomar la decisión de abdicar y alude a situaciones poco conocidas de la vida de Bernardo Riquelme, que solo a la muerte del padre pudo tomar su apellido. Algunas canciones están en mapudungún, porque Bernardo cuando niño tuvo un contacto inicial con el mundo araucano. Su padre Ambrosio O'Higgins se hizo cargo del niño y lo envió a una escuela que él mismo había fundado en el sur para dar enseñanza a los hijos de españoles y de los jefes araucanos. Allí inició un contacto con los mapuches a los que sintió cercanos y siempre respetó.
Cuando su amigo Luis de la Cruz le dice los nombres de quienes están reunidos en el palacio del Consulado para pedirle su renuncia, en el teatro se produce una cierta risa, porque sus apellidos tienen resonancias actuales: Yrarrázaval, Errázuriz, Larraín, Eyzaguirre, Egaña, Allende... ellos encabezan la rebelión porque no aceptaban a este advenedizo que, además, suprimió sus títulos nobiliarios y prohibió el uso de los escudos de familia. Pero el rechazo se debe también a la crisis económica de este incipiente país. El diálogo con la asamblea concluye con las sarcásticas preguntas "¿qué van a hacer? ¿Privatizar el Estado, dedicarse a exportar materias primas, prohibir la diferencia?".
"O'Higgins, un hombre en pedazos" no es un musical ni menos una ópera, pero gran parte de los parlamentos se cantan, las palabras adquieren así más valor. Muestran la crisis interna de este hombre que creó la patria y al que le cuesta creer que no se reconozca todo lo que ha hecho por conseguir una libertad que ahora permite disponer de las vidas y de los bienes.
Como siempre, en esta compañía el papel central lo tiene Francisco Sánchez por su desenvoltura, por la propiedad con que encara los cambios de situación, por su habilidad musical. Esta vez Daniela Ropert alcanza igual preponderancia, representa con gracia diferentes papeles, interpreta canciones con calidad lírica y da fondo coral o de segundas voces a los pasajes de mayor belleza. Alfredo Becerra interpreta varios personajes y es particularmente gracioso al representar al Cuchepo. Eduardo Irarrázabal toca muy distintos instrumentos y da humor y prestancia a todos sus personajes.
"O'Higgins, un hombre en pedazos" presenta situaciones posibles que implican ver al héroe en un aspecto más humano. La dirección de María Izquierdo da mayor dramatismo a los juegos musicales que caracterizan a Tryo Teatro Banda. Su dirección da una más acentuada forma teatral a la línea constante de la compañía.
Teatro UC
Hasta el 8 de octubre.
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