Señor Director:

En los últimos días diversas personas e instituciones han hecho notar que el proyecto de ley de educación superior adolece de una serie de deficiencias y vacíos. Así, por ejemplo, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, ha señalado que la iniciativa tiene graves errores técnicos y que dada su complejidad tendrá una larga tramitación.

Asimismo, el Consejo Nacional de Acreditación apuntó hacia las carencias del proyecto, pues no aborda temas que requieren ser considerados, mientras que el Consejo Nacional de Educación manifestó su preocupación por el debilitamiento de la autonomía universitaria que generan distintas disposiciones del proyecto.

¿Cómo enfrentar y resolver estos problemas? Una opción es la planteada por el rector Peña, quien sugirió dividir el proyecto de ley en partes y tramitarlas separadamente. Sin embargo, esta medida si bien facilita la tramitación del proyecto, no asegura la rectificación de sus errores de forma y fondo, ni la corrección de sus omisiones. Por ello, quiero reiterar la propuesta que formulé en julio en esta misma sección, y que deriva de mi experiencia como ministro de la Segpres, para que el Congreso revise reflexivamente los fundamentos y disposiciones de la reforma, ya que ella supone profundos cambios que transformarán la institucionalidad de la educación superior y afectarán a nuestros jóvenes de hoy y de las próximas generaciones.

La experiencia nos enseña que si realmente nos interesa hacer una legislación moderna y que sintonice con lo que Chile requiere para este siglo XXI, no debemos apurar ni dividir su tramitación, sino dejar que el Congreso sea la instancia de mejoramiento del proyecto, considerando las tendencias internacionales y las prácticas e instituciones de los mejores sistemas de educación superior del mundo.

Nos queda mucho por avanzar, pero lo responsable es construir con serenidad y rigor sobre el conjunto del sistema.

Cristián Larroulet V.
Ex ministro Segpres