El título en inglés de esta película chilena es
Much ado about nothing, que es el título de la más celebrada comedia de enredos de Shakespeare, conocida en español como
Mucho ruido y pocas nueces. Sin embargo, no hay ninguna relación entre ambas cosas.
Se sabe que este proyecto tomó pie en el bullado caso de un hijo del ex senador Carlos Larraín, acusado del atropello mortal de un transeúnte conduciendo en estado de ebriedad, que terminó con su absolución judicial. Pero el relato final se despega de ese incidente: no es el "caso Larraín", sino algo parecido y a la vez más amplio.
Los primeros 30 minutos del metraje describen lo que ocurre en la noche del domingo 8 de marzo de 2015, en Zapallar, desde las ocho de la tarde hasta las nueve de la mañana del día siguiente. Son 13 horas que un grupo de jóvenes vinculados a Manuel Larrea (Samuel Landea) pasan de un carrete a otro, bebiendo, bailando, jalando y fumando. Pertenecen todos al mismo círculo social, son
cuicos,
zorrones, los mismos colegios, lugares, familias. Y, en el centro de este grupo pequeño, invisible pero omnipresente, los Larrea, adinerados, prósperos, pero sobre todo poderosos, más poderosos que aquello que llamamos sociedad.
El relato adopta el punto de vista de un invitado ajeno, Vicente Maldonado (Agustín Silva), que se une al grupo en un estado de escasa lucidez, más borrosa cuando se produce el incidente que cambiará el curso de su futuro. Los dos tercios restantes están centrados en el descubrimiento de que el
cuico Vicente no es lo que cree ser.
Aquí no ha pasado nada es otra de esas exploraciones sociales que caracterizan a Alejandro Fernández Almendras (que firma como AFA). Pero hay algunas diferencias. Hasta ahora, sus películas se movían en el mundo de la pobreza semirrural, en esos seres con vidas difíciles y silenciosas que sobreviven lejos y olvidados de las instituciones, atados al destino inmóvil de su condición social.
El de
Aquí no ha pasado nada es el mundo opuesto (la total ausencia del muerto enfatiza ese giro), aunque ese no es el único cambio: en su vocación de realismo antiespectacular, las anteriores obras convocaban a escasos actores profesionales; aquí está, en cambio, la tripleta más recurrida del cine chileno actual (Paulina García, Goic, Gnecco), y se siente también la ausencia de esos planos prolongados sobre los no actores que hacían los mejores momentos de
Huacho o
Sentados frente al fuego.
Permanecen, con todo, otros dos de los rasgos más valiosos de este cine: la ausencia de psicologismo y la ausencia de ideologismo. Toda la investigación social está centrada en una fisura sobre la cual los personajes no tienen nada que hacer: el peso de la determinación no está en la mala suerte ni en las circunstancias, sino en algo anterior, la clase de la cuna, sin que ningún recurso fílmico esté dedicado a subrayarlo ni interpretarlo.
Much ado about nothing.
Dirección: Alejandro Fernández Almendras.
Con: Agustín Silva, Samuel Landea, Paulina García, Alejandro Goic, Luis Gnecco,
Daniel Alcaíno.
96 minutos.