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Domingo 28 de agosto de 2016
Un vistazo a los depósitos patrimoniales: Los museos están copados
No hay excepción. Los tres museos nacionales necesitan más m {+2} para almacenar sus objetos y obras históricas; también para exhibirlas. Lo mismo pasa en el MAC. Es una crisis que, a la espera de soluciones óptimas, se mitiga paso a paso.
En las vitrinas donde antes se exponían piezas históricas, ahora hay estanterías y cajas. El uso de la 2ª planta del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) empezó a cambiar tras el terremoto del 27-F, que la dejó con daños estructurales y clausurada. Y lo que vino después ocurrió por otra emergencia: ¿Cómo conseguir guardar, en un edificio ideado a fines del siglo XIX y para una colección naciente, las 800 mil piezas o especímenes que hoy atesoran?
Es una pregunta que actualmente ronda de igual forma a los museos que, en Santiago y regiones, dependen de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), y al de Arte Contemporáneo (MAC), que financia la U. de Chile. No hay excepción: los museos nos quedaron chicos.
El arreglo óptimo para el Museo de Historia Natural, dice su director Claudio Gómez, sería casi triplicar los depósitos y llegar a unos 10 mil o 12 mil m {+2} . Vivirían tranquilos por una década. Pero como esa cantidad de metros equivale a buena parte del inmueble que Paul Lathoud diseñó, la solución -a la espera de que se adecue el edificio- fue convertir en almacén de colecciones el segundo nivel. "Lo decidimos porque era un recinto sin uso. No obstante, también, porque quisimos hacer visible, sin doblez, que aquí las cosas no caben donde originalmente estaban", afirma Gómez.
El museo está en constante expansión -tal como todos-, vía adquisiciones, donaciones o hallazgos en obras (como las de Alto Maipo y las del Metro). A modo de ejemplo, Cristián Becker, curador y científico jefe, comenta que próximamente recibirán de Metro unas 2.500 cajas. "Pero además vivimos el 'efecto esponja'", dice Gómez. Y explica: "Se da al mejorar embalajes. Donde teníamos tres piezas, ahora podemos guardar una. De una caja, pasamos a tres". Y a más espacio.
La crisis está instalada. Desde el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), su director Roberto Farriol, afirma que el edificio está a tope. "Por eso, entre 2010 y 2014, habilitamos más espacios. Transformamos bodegas, que usábamos para herramientas y elementos de museografía, en salas para guardar obras, siguiendo requerimientos de humedad, temperatura y seguridad", apunta. Así, crecieron en 200 m {+2} , y van en un total de 598 m {+2} para 6.000 obras.
Cuando los museos comenzaron a ingeniárselas para atenuar el aprieto, la Dibam empezó a barajar la opción de habilitar depósitos externos de colecciones (DEC). Una carta que ya usó el Museo Histórico (MHN). A la espera de que se inicie la ampliación -pendiente desde 2013- de su sede actual, el Palacio de la Real Audiencia, la institución está trasladando partes de su acervo a un DEC de 2.473 m {+2} . El día en que partan las obras, sus 200 mil objetos deberán estar fuera de los depósitos originales (300 m {+2} ).
"Tenemos que hacer proyecciones de futuro: toda colección crece. Por ejemplo, los museos regionales son depósito legal de los hallazgos arqueológicos", afirma Andrade. Y lo que plantea se demuestra con el cierre del Museo Arqueológico de La Serena, por trabajos de reacondicionamiento, que incluyen la adición de un DEC, provisto por una minera.
"En las fotos del traslado de la colección del MHN, desde el Archivo Nacional (años 80), se ve un camión precario, de mudanza. No lo recuerdo como crítica, sino porque esos eran los estándares de entonces", relata Andrade. Y aunque falte, los parámetros cambiaron sustancialmente. Por eso, con la esperanza de concretar sus ampliaciones, en el Museo Histórico y en el MNHN llevan años investigando los antecedentes de sus objetos para actualizar, aumentar y corregir fichas. Lo mismo han hecho con los embalajes.
Es que cuando los museos chilenos nacieron -a fines del siglo XIX, en su mayoría- no había pautas tan estrictas frente al almacenamiento. Los objetos eran fichados sucintamente -título, autor, medidas- y embalados con los materiales de entonces, que distan de los de hoy: papel libre de ácido, tyvek y ethafoam, todos visados por el Centro Nacional de Conservación, de la Dibam.
Ordenar la casa
La "Gestión integral de colecciones" comenzó hace cinco años en el MNHN, con $24 millones al año (y va en más de cien). Cristián Becker asevera que la colección de invertebrados está procesada en un 100%, y proyecta dos años más para completar las demás. Pero los otros museos están en lo mismo; aun sin proyectos que obliguen a mudar su patrimonio.
En el MAC han actualizado la información del 50% de las obras. Los pasos son investigación y documentación, puesta en valor, elaboración de embalajes y fotos. "Incluso, registramos cada exhibición de las obras, sus movimientos y préstamos", explica Pamela Navarro, coordinadora de documentación y conservación. El museo resguarda 3.000 piezas, y tiene depósitos en sus dos sedes. Suman 318 m {+2} . "Se están ejecutando estudios climáticos de tres zonas del MAC Parque Forestal, para tener 286 m {+2} más", afirma.
Revisar las colecciones les da, a veces, buenas noticias a los museos. Así fue en el Bellas Artes, que ahora expone, en "Copias y citas", una parte redescubierta de las reproducciones que chilenos becados, como Camilo Mori y Juan Francisco González, enviaron desde Europa. Y en el MAC encontraron el "Altar de muerte", de la mexicana María Izquierdo. Lo había donado Neruda en 1947.