A través de las autoridades de salud, el Gobierno anunció que los 4 mil millones de dólares que se habían anunciado en el programa de Michelle Bachelet se reducirán a 2 mil 400 millones, debido a que esa cantidad "se ha ido ajustando año a año según la realidad con la que nos encontramos", según palabras de la subsecretaria de Redes Asistenciales. Para poder cumplir con el compromiso de dejar construidos y en operaciones 20 hospitales al término del período de gobierno, se ha reducido su complejidad y capacidad, con lo cual solo se agregarán 1.735 camas a las 35.570 con que cuenta el país. La promesa de dejar 20 hospitales adicionales en fase de construcción y otros 20 en la etapa de diseño o licitación, al parecer, no se podrá cumplir.

La propia Presidenta de la República ya en su cuenta anual del año 2015 dijo que habían tenido que hacer rectificaciones, en parte, según afirmó, porque "hemos enfrentado debilidades en la gestión estatal". Entre las manifestaciones de estas deficiencias cabría anotar que en los primeros dos años de gobierno la repartición a cargo de llevar adelante el ambicioso plan de construcción de hospitales registraba cinco jefes diferentes. Igualmente, la baja ejecución presupuestaria que se repite año tras año revela importantes dificultades de gestión.

La impresión que causaba la lectura del programa de gobierno era muy distinta de lo que la misma suscita hoy día. Si bien no se identificaban los hospitales, podría haberse pensado que se referían a grandes proyectos, pero hoy la lista no impresiona, pues la mayoría de ellos corresponde a pequeñas localidades, como Quilacahuín, Cunco o San Juan de la Costa. Por importantes que sean esos planes para sus habitantes, están muy lejos de impactar la salud pública en Chile.

Como en otras áreas, la Nueva Mayoría fue fértil en su creación de promesas, pero no ha podido gestionar las instituciones para que puedan sacarlas adelante. La atención de salud sigue siendo una de las áreas que más anhelos frustrados deja en la población.

Los indicadores generales revelan que nuestro país cuenta con cerca de 2,2 camas por cada mil habitantes, lo que lo sitúa en el tercer lugar de América Latina, por debajo de Argentina y Uruguay. Los países de la OCDE tienen este indicador en promedio en 4,8, lo que viene a corroborar la necesidad de hacer inversiones en hospitales. No basta con construirlos, pues además es necesario equiparlos y dotarlos de equipos profesionales de alto nivel, lo que no se ha alcanzado aún en muchos de los hospitales existentes. Pero pese a las promesas de la Nueva Mayoría y sus grandes planes renovadores, el aumento en el número de camas hospitalarias solo alcanzará al término de su gobierno a una cifra levemente superior al 4 por ciento. El incremento de la población en el período de gobierno se espera que bordee la misma proporción, con lo cual el indicador del número de camas por mil habitantes no se moverá, aunque se construyan los 20 hospitales finalmente anunciados.