Uno de los elementos necesarios para que nuestra cultura se enriquezca pasa por el reconocimiento que los descendientes de los españoles y demás pueblos europeos colonizadores de Chile hagan de los valores y bienes pertenecientes a las culturas de las distintas etnias prehispánicas, incluida la Rapa Nui. En el momento en que se produjo la conquista y durante los siglos posteriores predominó una visión en la cual se consideraba a dichos pueblos como "salvajes" o "primitivos", a quienes tan solo cabía civilizar. Es fácil hoy -y políticamente correcto- reprochar ese desprecio que provenía de categorías culturales de las cuales solo lograron escapar en su época hombres y mujeres excepcionales y que han sido abandonadas luego de decenios de estudios, de crítica cultural y de un cambio diametral de mentalidades y perspectivas.
¿Qué ha pasado, entre tanto, en Chile? Leo, en este mismo periódico, las declaraciones del director del Museo de Arte Precolombino, Carlos Aldunate: "Chile se resiste porfiadamente a entender que este es un país culturalmente diverso y pluriétnico. Afortunadamente esto está cambiando especialmente en los más jóvenes; no podemos seguir tan enajenados". Es interesante meditar este diagnóstico porque esa "resistencia porfiada" tiene como consecuencia una enajenación, es decir, una falsa comprensión de nosotros mismos como nación y una pérdida de sentidos y símbolos tan esenciales, sobre todo en tiempos de gran carencia espiritual. A lo que se refiere Aldunate no es tan solo al conocimiento del pasado, sino a la cultura actual, viva, actuante y creadora que proviene de ese universo. Es un hecho, por ejemplo, que dentro de la poesía chilena contemporánea se da una vertiente poderosa, con poetas influyentes y reconocidos, de raíces prehispánicas: Luis Vulliamy, Pedro Humire, Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf, Graciela Huinao, Jaime Luis Huenún, Joubert Yantén, Lorenzo Aillapán, Roxana Miranda, David Aniñir, Viviana Ayilef, para nombrar solo algunos. Una buena parte de su obra se gesta a partir de la reivindicación de su lengua, de su cosmovisión y de la memoria de su devenir como pueblos sometidos. Posee, por lo mismo, una raíz testimonial de por sí valiosa, pero, paralela a ella, es rica en imágenes, metáforas, sonoridades, ideas y ritmos a los cuales cualquier poetizar aspira. De hecho poetas mestizos o europeos, como el mismo Huenún, Eric Troncoso, Clemente Riedemann o Juan Pablo Riveros, las integran en sus obras poéticas generando un lenguaje mixto y complejo.
El Museo de Arte Precolombino -un lujo para el espectador chileno- celebra sus 35 años con varias exposiciones y actividades dedicadas a la cultura viva de los pueblos originarios. Es una ocasión óptima para intentar vencer esa "porfiada resistencia" y, ojalá, de paso, para acercarse a la vigorosa poesía étnico-cultural chilena.