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Editorial
Jueves 28 de julio de 2016
Las AFP bajo crítica
La reacción de los dirigentes políticos ha sido hasta ahora diversa. Aunque la protesta contó con la sorprendente presencia de tres parlamentarios democratacristianos, el senador Andrés Zaldívar, en esclarecedora intervención, recordó la ineficiencia e inequidad de nuestro antiguo sistema de reparto...
Decenas de miles de personas marcharon el domingo pasado en Santiago y otras ciudades del país bajo el lema "no más AFP". Aunque la convocatoria era contra el actual sistema de previsión basado en la capitalización individual, en sus pancartas y consignas los manifestantes también expresaron su molestia con el régimen preferencial de reparto del personal militar, con los abusos de las pensiones de Gendarmería (tan comunes en los regímenes previsionales de reparto) y con los políticos, al punto que un senador presente -conocido crítico de las AFP- resultó fuertemente reprendido por los manifestantes.
El hecho trae a colación las protestas estudiantiles de cinco años atrás, las cuales -con sorprendente rapidez- vieron sus planteamientos contra el lucro y por la gratuidad reflejados en las controvertidas reformas del gobierno de la Nueva Mayoría. Puede ser aún más fácil para nuestros políticos caer en la tentación de hacer caudal, con fines electorales, de la natural inseguridad económica que acarrea la jubilación y explotar la insatisfacción por la insuficiencia de las pensiones. Hay en el sistema de capitalización una cierta vulnerabilidad política, tanto por la enorme cuantía de los recursos que maneja -hoy más de 160 mil millones de dólares- como por nutrirse de cotizaciones obligatorias, cuya administración es delegada en un grupo de empresas privadas.
La reacción de los dirigentes políticos ha sido hasta ahora diversa. Aunque la protesta contó con la sorprendente presencia de tres parlamentarios democratacristianos, el senador Andrés Zaldívar, en esclarecedora intervención, recordó la ineficiencia e inequidad de nuestro antiguo sistema de reparto -que él, como ministro del gobierno del ex presidente Frei Montalva, conoció de primera mano- y abogó por "un sistema mixto, de ahorro individual y con aporte solidario", que es semejante a lo que existe hoy. En cambio, el ex Presidente Ricardo Lagos, junto con aseverar que la marcha en cuestión "debe considerarse con seriedad", deslizó críticas a las AFP, destacando como una rareza que administrasen dineros de terceros sin la participación de sus titulares e insinuó que el interés obtenido por las AFP en sus inversiones sería demasiado bajo en comparación al costo del crédito de consumo, ignorando que tal vez haya allí un riesgo que considerar. Consultado el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, sobre la materia, eludió la discusión de fondo y se escudó -predeciblemente- en una falta de recursos fiscales para elevar las pensiones.
Llama la atención que la defensa de los principios de nuestro régimen previsional y sus resultados haya sido débil, tanto por parte de intelectuales y políticos afines como de las empresas del rubro. Hasta ahora la asociación de AFP no parece haber contribuido decisivamente a difundir las ventajas del sistema y formulado propuestas eficaces para perfeccionarlo. Asimismo, no ha logrado contrarrestar la campaña en su contra con información clara y completa a los afiliados y al público. Lo más preocupante es que los afiliados no parecen sentirse verdaderamente dueños de sus respectivas cuentas de ahorro y no parecen aún haber sido persuadidos de que -siendo sus propios ahorros la principal fuente de financiamiento- sus pensiones no dependen de los arbitrios de las autoridades de turno, sino de su esfuerzo individual, mediante cotizaciones obligatorias o voluntarias, efectuadas durante toda la vida laboral. Es revelador e inquietante, por ejemplo, que cuando a los trabajadores independientes se les ofrece la opción de eximirse de cotizar en las AFP, que de otro modo es ahora obligatoria, 950.000 de ellos hayan hecho uso de esa posibilidad este año. O que la buena noticia del aumento de la esperanza de vida, en lugar de entenderse que permite postergar voluntariamente la edad de retiro, sea planteada en el debate público como una calamidad porque reduciría las pensiones.
Las pensiones que entrega el sistema son influidas por muchos factores ajenos a los cotizantes, tales como el grado de formalidad del mercado laboral, la recurrencia de los ciclos de alto desempleo, el crecimiento de la economía nacional y mundial, la rentabilidad y la diversificación de las inversiones. Pero mientras no se entienda que forjarse una pensión digna, sin perjuicio de los aportes fiscales suplementarios, es principalmente responsabilidad de cada cual, el sistema será vulnerable a arrebatos populistas como los de estos días. Las AFP tienen mucho que hacer para consolidar su razón de ser.