Los aficionados a los géneros han discutido con cierto fervor si esta es una película de terror, o supernatural o, más simplemente, solo fantástica. Ya verán ellos quién la dirime, pero esta discusión ya adelanta la combinación de materiales con los que ha sido compuesta Somnia.
La historia retoma esa idea de los niños demoníacos que fue tan popular en los años 70. Aquí se trata de un niño adoptado, lo que lo emparenta con la distante La profecía, aunque aquella tenía inclinaciones más teológicas que psicológicas. Y es un niño que tiene ciertas facultades extraordinarias relacionadas con los sueños, con lo cual se liga a la familia de Freddy Krueger, el porfiado protagonista de las varias Pesadillas.
El matrimonio de Jessie (Kate Bosworth) y Mark Hobsen (Thomas Jane) decide adoptar a Cody (Jacob Tremblay), un niño de 8 años que perdió a su madre a los 3 y que ha pasado por otras dos parejas adoptivas con resultados negativos, que la agente de adopciones Natalie (Annabeth Gish) informa de una manera claramente deficiente.
Jessie y Mark han perdido a un hijo en un accidente doméstico y hay una corriente de culpa mutua que circula por debajo de sus esfuerzos de pareja. El sufrimiento parece mayor en Jessie, que no logra conciliar el sueño.
Lo que no saben los Hobsen es que el pequeño Cody tampoco desea dormir, pero sus razones son más tenebrosas que clínicas. En el final, alguien va a ofrecer una explicación extensa, pero, como siempre ocurre en estos casos, la explicación es más bien pueril y deja toda clase de forados.
En esta película desaparece un hombre, hay mariposas de colores que vuelan de noche, un matón escolar resulta eliminado en una sala de clases, hay una casa donde se guardan las pesadillas y otras cosas semejantes. Pero estas no son fallas argumentales, sino más bien señales.
Porque aunque parece que Somnia es acerca de un niño, en realidad su centro está en Jessie, "una madre triste que necesita un hijo", según su propia definición. En otras palabras, carne para psicoanálisis: carencia y culpa, culpa y daño, etcétera.
El cineasta Mike Flanagan no es muy original para resolver los momentos de terror, pero tiene destreza para construir atmósferas ominosas, casi siempre alrededor de mujeres dañadas, como lo mostró en Oculus, Hush y Absentia, películas a las que es más difícil negar su pertenencia al género del terror.
Somnia es más indulgente que aquellas, o quizá más blandengue, pero también resulta curiosamente coherente con las cintas anteriores de Flanagan. Es raro encontrar signos personales en un género tan adocenado.
Before
I wake
Dirección:
Mike Flanagan.
Con: Kate Bosworth, Thomas Jane, Jacob Tremblay, Annabeth Gish, Antonio Romero, Hunter Wenzel.
97 minutos.