¿Que un DJ puede llegar a ser alcalde de Valparaíso? Todo puede ocurrir en esta ciudad. Allí, en 1888, un joven nicaragüense publicó un poemario, "Azul", que cambiaría la poesía de Hispanoamérica y dos niños correrían por la misma calle Pedro Montt sus infancias paralelas sin saber que llegarían cuando adultos a escribir juntos una página trágica de la historia de Chile: Allende y Pinochet. Un caballero de apellido francés -Dubois- perpetraría una serie de crímenes que pasarían a formar parte de la mitología de los asesinatos en serie en el mundo. La ciudad ha tenido que soportar incendios desmesurados, terremotos y una catástrofe política más no va a marcar más de la cuenta la piel curtida de un Valparaíso que parece a la vez vulnerable e inmune a todo.
¿Lo del DJ alcalde es una chacota? Más bien habría que decir que el desempeño de la clase política de la ciudad ha sido hasta ahora una sucesión de gags desastrosos que hacen posible que un DJ se convierta en alcalde. Él no puso la música; en realidad, fueron los caudillos y padrinos políticos de la zona y esa música ha sido la de un carnaval de corrupción, ineficiencia, mal gusto. El DJ no es, en realidad, Méndez, sino Lagos Weber. Él está mezclando, probando, a ver "si salta la liebre". A eso aspiran los políticos: a que "salte la liebre", no a que Valparaíso tenga una administración seria, un presente menos abyecto y un futuro posible. Nuestra política se ha llenado de DJs, magos e improvisadores de mala muerte, faranduleros, actores de sainete, operadores, payasos (perdón por insultar un oficio que respeto mucho; el de payaso, claro...).
Pero no culpemos al DJ Méndez de esto. Él simplemente ha llenado el vacío, el hoyo negro que han dejado los que han administrado estas décadas perdidas de Valparaíso y que podrían haberse usado para devolverle a la ciudad su dignidad y su esperanza. Tal vez haya que agradecerle que su aparición sincere, haga visible el patético espectáculo de nuestra clase dirigente. ¿Acaso los que antecedieron al DJ son mejores, más serios, más sólidos que él? Tal vez Lagos Weber tuvo una iluminación, y pensó que un acto psicomágico (como los que recomienda hacer Jodorowski) era necesario para sacar a Valparaíso de su deterioro. Tal vez haya que llamar a todos los payasos de la ciudad (digo a los de verdad), a los malabaristas, a los cantantes de bolero y tango a tomarse el municipio de una vez por todas y echar a los inoperantes, a los que aceptaron coimas a la calle y vestirlos de artistas callejeros. Un gobierno circense ¿no significaría un rito de purificación, una catarsis, para expulsar a los malos espíritus, y permitir que circule el aire y todo vuelva a empezar de nuevo? Por lo demás, el circo es de las pocas instituciones que funcionan bien en Chile: su gente son grandes empresarios y trabajadores de verdad. Al revés del Estado, que está haciendo mal su pega. Me imagino ese "cambio de mando" pintado por Gonzalo Ilabaca; la película la tendría que dirigir Jodorowski, claro, y se llamaría "El aquelarre sagrado". Los ex alcaldes Pinto y Castro serían una gran dupla payasesca, Lagos Weber sería el DJ de esta fiesta ritual y el Congreso sería una disco abierta las 24 horas. La política como espectáculo, pero de verdad, no disfrazando el espectáculo de ritual republicano; no más discursos serios y solemnes, no más diputados y senadores, sino artistas de chingana, la gran chingana de la post-política. Y que el PPD -el gran artífice de esta transición psicomágica- se cambie de nombre y se llame Partido Post Democrático. ¿No sería todo más sano, más transparente, más verdadero? Y un artista popular como senador por circunscripción. Primera Región, senadores: Adrián y los dados negros; Región de los Ríos: el Tony Cucharita (¡gran valor!); Región de La Araucanía: Américo. ¿Y Presidente de Chile? Kramer, por supuesto; ¿quién mejor que él para dirigir este baile de rostros desbocados? ¿O usted prefiere a Yerko Puchento?