"¿Dónde puedo llevar a un extranjero a comer buena comida chilena?". Para empezar, ¿a qué tipo de comida nos referimos? Porque no es lo mismo la comida de casa que la comida huasa, ni la comida de La Serena que la de Puerto Montt. Y hay otros tipos que se podría añadir a esta lista.
No es en absoluto fácil encontrar lugares que sean diestros en preparar, por ejemplo, una buena empanada campesina de horno y una buena lengua nogada casera. En Del Beto hemos encontrado una lengua nogada que traía abundantes rebanadas de lengua, blanditas, pero cuya salsa nogada no era tal, sino más bien una salsita espesada con algo de crema y nueces partidas (abundantes) por encima ($6.830). Nuestro puré de papas con cebolla frita mezclada ($2.890; los acompañamientos se cobran aparte) le venía muy bien a la lengua (además de estar bien hecho); pero nos llegó apenas tibio. Error de servicio.
En cambio, fue una verdadera gloria el ajiaco que pedimos para partir en un día frío ($5.240): en un lebrillo grande de greda, gran cantidad de rebanadas de carne, papas y otras hortalizas en un caldo sabrosísimo, más un huevo, cocido al calor de este. Un perfecto ejemplo de cocina huasa chilena (que, en este caso, se ha recibido en las casas desde antiguo). O sea, hay aquí una vena campesina que conduce a buenos hallazgos, que no se encuentran en la línea de la cocina de casa.
Opinión confirmada con otro plato de "mantel largo", que no resultó como debía ser: lomo veteado (ahí le llaman "vetado") con salsa a la pimienta ($8.070). El lomo a la pimienta requiere de pimienta machacada que se incrusta en la carne al freírsela, y luego se agrega a la sartén crema y demás ingredientes. Pero aquí no había pimienta machacada, sino abundante pimienta molida, que no añadió al plato sino un toque amargo. No, no más. Y a las papas duquesa ($2.680), bien fritas, les faltaba el indispensable toque de nuez moscada que les es propio. O sea, no van bien por el lado de la comida de casa.
Lo confirmó el campesino arrollado de malaya con ensalada rusa ($4.190), que fue de buena calidad; pero la ensalada, que no es chilena, no todo lo rusa que era de esperar. Faltaba la coliflor.
Postres: leche asada ($3.090) perfectamente hervida en el horno, o sea, perfectamente arruinada; manzana (media) asada al vino, con nueces y helado ($ 2.930) aceptable, y buena leche nevada.
Se agradece el mérito de presentar, en un restorán de buen nivel, algunos platos campesinos bien hechos. Lamentable que la cocina de casa no esté a la altura, lo que demuestra la dificultad de ofrecer una variedad de platos chilenos de estilos diferentes pero con igual calidad. Evite las empanaditas fritas. Pan algo añejo. Estacionamientos interiores.
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